Alvaro Reizabal
Abogado
JO PUNTUA

Misión cumplida

Están aprovechando la mayoría absoluta para llevar a cabo la tarea que el capitalismo más feroz les tiene encomendada, que es la de arramplar con todo en su propio beneficio, utilizando para ello todas las herramientas legales a su alcance y también las ilegales

En 1982, Alfonso Guerra dijo aquella frase de que tras el mandato de su partido, a España no la iba a reconocer ni la madre que la parió. Y éramos pocos y parió la abuela, porque lo que va a quedar tras la mayoría absoluta del PP solo será reconocible por las abuelas que conocieron el franquismo en todo su rigor.

Es cierto que cuando uno oye hablar a los del grupo de la gaviota piensa que es casi imposible alcanzar cotas de cinismo, desvergüenza e ineptitud como las de Floriano o Hernando. Pero hay que admitir que están aprovechando la mayoría absoluta para llevar a cabo la tarea que el capitalismo más feroz les tiene encomendada, que es la de arramplar con todo en su propio beneficio, utilizando para ello todas las herramientas legales a su alcance y también las ilegales, como se evidencia al comprobar los escándalos de corrupción sin limites que afloran continuamente.

Al abrigo de las medidas a adoptar porque «las impone Bruselas» o los hombres de negro, han abaratado el despido, han reducido las prestaciones por desempleo y las pensiones, han destruido empleo indefinido sustituyéndolo por otro a tiempo parcial y en un contexto de cuasi esclavitud en cuanto a condiciones de todo tipo, incluyendo la seguridad en el trabajo y los salarios. Y encima venden como su gran logro que están acabando con el paro, cuando la inmensa mayoría de la sociedad se está empobreciendo a marchas forzadas, mientras el gran capital se forra a costa de la crisis.

La puerta giratoria sirve para que los hasta ayer dirigentes políticos de la sanidad se dediquen a privatizar a toda costa la parte más rentable, dejando a lo publico únicamente la parte más ruinosa, para seguir vendiendo la falacia de la mayor eficacia en la gestión de lo privatizado.

Y en educación, más de lo mismo: el «tres mas dos» va a suponer acortar las carreras para obligar luego a hacer masters de dos años, pero eso sí, pagando mucho más y dejando el campo abierto a las universidades privadas en general y de la iglesia en particular. Y para redondear el expolio y retrotraer la historia a su añorado pasado, se impone en las enseñanzas primaria y media la religión. Los niños tendrán obligación de aprender a rezar y recitar como dogmas de fe las patrañas de los obispos. Y si suspendes, no hay beca.

Ya lo dijo Pinochet en su despedida: ¡Misión cumplida!