Amaia U. LASAGABASTER
EIBAR El día después

Un poco de cal y mucha arena

El buen momento de Manu y el reencuentro con el gol no bastan para contrarrestar las carencias del equipo azulgrana.

«El equipo estaba con confianza y el Levante estaba contra las cuerdas. Pero de la nada nos han hecho dos goles en dos minutos, aprovechando que no hemos sido contundentes en un par de jugadas, y ahí se nos ha ido el partido», resumía, y lamentaba, Gaizka Garitano lo sucedido el viernes en el Ciutat de Valencia.

Un partido que dejó muy tocados a los azulgranas, pese a los apuntes para el optimismo que realizaba su técnico -«hoy hemos vuelto a ser el Eibar», aseguró- o precisamente por eso. Porque si recuperando la seriedad defensiva, al menos durante buena parte del encuentro, mejorando en la faceta ofensiva y reencontrándose con el gol, tampoco hay manera de acabar con la mala racha, a ver cómo y cuándo se la quitan de encima los armeros.

Posiblemente, aunque no es seguro en esto del fútbol, lo consigan cuando dejen de añadir arena a la mezcla. Es decir, cuando, para empezar, recuperen la intensidad defensiva al completo. No es fácil. Tras una primera parte de la temporada más discreta que las anteriores, Raúl Navas se ve más entonado en las últimas semanas. Y Txema Añibarro, aun sin alardes, ha cumplido con su papel en sus escasas participaciones.

Pero con Rafa Páez en la grada por un error imperdonable en la actual tesitura y Borja Ekiza inexplicablemente desacertado, el equipo sigue echando de menos a Raúl Albentosa. En los laterales apenas hay alternativas. Eneko Bóveda lo ha jugado todo y a veces lo paga; mientras Lillo, posiblemente el más limitado técnicamente entre sus compañeros de línea, se ha convertido en la gran revelación, gracias a una constancia y un trabajo que le han asentado, merecidamente, en la titularidad. Claro que sus méritos se unen a los deméritos de la competencia.

Didac es el futbolista que menos minutos ha disputado y lleva camino de convertirse en un caso de estudio -su enésima lesión le impidió viajar a Valencia-, y Abraham, que tampoco se mostró especialmente virtuoso en cuestiones defensivas, parece condenado a vivir otro calvario de lesiones musculares.

La inseguridad, obviamente, no es responsabilidad exclusiva de los zagueros, cuyo diagnóstico puede extenderse perfectamente al centro del campo: muchos minutos, prácticamente todos, para algunos jugadores frente a la escasa aportación de los fichajes. En este caso son Errasti y, sobre todo, Dani García los que han acumulado kilómetros con un depósito bestial, sí, pero no inagotable. Boateng, lejos del prototipo de jugador implicado hasta la médula del que gusta el Eibar, apenas ha echado una mano. Borja debutó hace mes y medio y tampoco ha conseguido la diferencia. La alternativa puede estar en Javi Lara que, tras muchas jornadas desaparecido, vuelve a contar, y responder, a Garitano.

Manu, en forma

La situación es similar arriba, donde los goles ya no llegan con tanta facilidad como en la primera vuelta. Pero donde también han llegado un par de paladas de arena. Aunque solo sea porque el equipo se reencontró con el gol en Valencia, tras más de 400 minutos de sequía, y además con una bonita acción. Pero también porque por allí se mueve el jugador en mejor momento del equipo, Manu del Moral, al que la fractura de pómulo y posterior operación le han sentado de maravilla. El andaluz acortó los plazos de recuperación al máximo y, en los tres partidos transcurridos desde su reaparición, ha sido el único futbolista que ha parecido capaz de tirar del equipo.

El problema es que los compañeros que se hicieron con esa responsabilidad en la primera vuelta -Capa, Arruabarrena, Saúl, incluso Piovaccari- parecen estar pagando la acumulación de esfuerzos, que la sensación de zozobra por los últimos resultados no ayuda a sobrellevar. Y, como sucede en el resto de las demás líneas, los demás futbolistas llegados en verano no parecen ofrecer la solución. Ni como revulsivos, ni con mayor responsabilidad. Lekic, que el viernes disputaba su primer partido desde el inicio; Ángel, titular en las primeras jornadas para desaparecer después; o Dani Nieto, que en sus escasas oportunidades no ha sido capaz de confirmar las expectativas creadas en torno a su fichaje, no han dado el paso adelante que necesita el equipo.

Así que la salvación, ahora mismo, depende bastante más de la recuperación de la espina dorsal de los últimos años y medio que de la aportación de los hombres que llegaron con un nombre, y ficha, muy superior al rendimiento que han ofrecido hasta ahora.