Familias de menores transexuales de Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa constituyeron el pasado domingo la asociación Chrysallis Euskal Herria. Tal y como informaron a través de un comunicado, su objetivo es «tanto la atención, ayuda, asesoramiento y formación» de las familias, como la creación de una red de apoyo.

Parten de la base de que «lo que necesitan» sus hijas e hijos «como el resto de niñas y niños, es que les escuchemos, que les aceptemos y amemos tal y como son y que les acompañemos en su proceso vital» y agregan que ese proceso es a veces «muy complicado». Según indican, el desconocimiento es un problema, al que hay que sumar que «en ocasiones, a los menores en situación de transexualidad se les discrimina y agrede», que «a veces, se les niega la atención sanitaria que necesitan» y que «algunos de sus derechos básicos aún hoy les son negados».

Por ello, la asociación se plantea «generar las condiciones que posibiliten que estos niños y niñas puedan vivir como el niño o la niña que realmente son».

Avanzan que la actividad de Chrysallis Euskal Herria estará centrada en «la defensa de los derechos de los menores transexuales en todos los ámbitos» y en la «transmisión de información a los profesionales llamados a intervenir con ellos y ellas». Visibilizar la transexualidad en el ámbito educativo, sanitario, social, cultural, deportivo, jurídico y en los medios de comunicación y promover en todos ellos el conocimiento y respeto a esta realidad ocupará, asimismo, la labor de la asociación de familias, que coincidiendo con su creación difundirá una campaña de información y sensibilización.

«Hay niñas con pene y niños con vulva, lo que necesitan es que les aceptes y les quieras tal como son» es el mensaje que lanzan.

El spot plantea una reflexión dirigida a las familias: «Si quieres saber si es un niño o una niña, deja de mirarle a los genitales y mírale a los ojos, mírale» e informa de las vías de contacto con la asociación.

En la nota hecha pública con motivo del nacimiento de Chrysallis, las familias esbozan algunas pinceladas de sus vivencias. Explican que sus hijas e hijos «al nacer se les asignó un sexo equivocado en atención a sus genitales» y que fue «con la conquista del lenguaje», cuando «pudieron nombrarse». «Nos explicaron su sexo sentido, el sexo con el que se identifican, el sexo que son», indicaron.