Ramón SOLA
CASO OSASUNA

Orquesta del Titanic solo hubo una

El impacto de lo que está ocurriendo con Osasuna es tan grande a nivel sentimental en Nafarroa que la reacción subconsciente primera fue no creérselo, la segunda no creérselo y la tercera también no creérselo. Pero la realidad supera a la ficción cada día, así que toca quitarse vendas de los ojos y dejar de reducir esto a un deterioro de imagen (cuando es la supervivencia la que pende de un hilo) o a un mero ataque externo (porque el cáncer estaba dentro). Costó primero asumir que una deuda enorme de 80 millones hubiera podido ocultarse tanto tiempo, pero haberla habíala. Tampoco fue fácil entender tal sustracción de dinero, pero los 3,7 millones siguen faltando. Y más increíble ha resultado aceptar los amaños de partidos, pero ya no es solo Vizcay quien lo afirma y la lista de casos no deja de aumentar y de retroceder en el tiempo.

Todo ello provoca una tremenda crisis de credibilidad. La CAN podía ser una excepción obra de unos pocos malos y corruptos gestores, pero lo ocurrido paralelamente en Osasuna derrumba ese cálculo y pone bajo sospecha todo lo que ha crecido bajo el manto de silencio de los gobiernos de UPN.

En tal contexto de hundimiento, pretender que los directivos actuales, los jugadores e incluso los aficionados van a tener credibilidad y energía para sostener todo intacto es pedirles que sigan tocando como la orquesta del Titanic... mientras algunas capitanes de la catástrofe se fugan como el del Costa Concordia.