Raimundo Fitero
DE REOJO

Concatenación

Existen las casualidades? Una paloma blanca simboliza el misterio de la fe. Pero si el ministro Pedro de Morenés se siente indispuesto como para no dar la cara por el asunto Zaida, tenemos que las producciones de ficción le están echando una mano a todo el partido del desgobierno actual metiéndose en asuntos que son pura ideología y propaganda. Lo último es «Los nuestros», una serie de guerra, con dos protagonistas jóvenes, guapos, famosos, que interpretan a dos soldados de un equipo de élite del ejército español que son enviados a un conflicto bélico en oriente para rescatar a una niña secuestrada.

Y lo consiguen, claro está, porque ellos son los buenos, los mejores, unos héroes que pueden con los malos. Maniqueísmo de manual, formato más que reconocible desde la guerra fría, pero no muy explotado en las producciones televisivas españolas. Con estos dos actores de protagonistas tan guapos y deseados, con una misión tan magnífica y solidaria, se espera aumenten las afiliaciones a los cuerpos militares, se dé una mano de barniz a la imagen de los ejércitos y las Zaidas y otros asuntos de corrupción interna se oculten bajo este manto protector propagandístico. La serie, dicho sea de paso, no es de las peores, pero en ciertos momentos tiene fallos de risa. Cosas menores para lo que nos ocupa.

Ya habían logrado colar estas propagandas con series como «El príncipe» con maderos guapos y perfectos en ciudades fronterizas colonizadas que vienen a ser el contraluz de lo que vamos sabiendo del comisario Villarejos, que se trata de «tronco» con el defenestrado Ignacio González, todavía presidente de Madrid y que resulta tiene sociedades millonarias. ¿Cuántas cintas para chantajear existen en las cajas fuertes de bancos, comisarías, consejerías y sedes de partidos? Y como todo es fruto de una concatenación de hechos casuales y hasta caóticos, ante las denuncias constantes de los trabajadores de TVE sobre el control mafioso de los servicios informativos, para marcar claro quién manda, le dan la noche de los sábados a José Luis Moreno, que guarda cintas de vídeo comprometedoras, para que haga un programa de contenido político por excelencia.