Raimundo Fitero
DE REOJO

Método Gonzo

En «El intermedio» aparece con asiduidad un periodista de calle que marca distancias por su insistencia metódica, Fernando González, «Gonzo». Perteneció a la plantilla de «Caiga Quien Caiga», ha estado en otros programas y ha encontrado la manera puente de unir aquellos trabajos rompedores con una forma más conservadora pero muy incisiva y eficaz. El método Gonzo consiste en tener muy bien preparada la entrevista, en saber preguntar y repreguntar, en colocarse en los tumultos y en llegar hasta donde los gorilas de sus objetivos le permiten. Consigue momentos gloriosos, y no se dedica solo al periodismo de tumulto, sino también entrega piezas muy bien elaboradas sobre temas muy concretos. Es decir, es muy bueno, logra sacar de quicio a personajes de la vida política y retrata con su persistencia y aplomo a los adalides del totalitarismo.

En una sola entrega deja desnudo al actual director de ese cúmulo de rumores que se llama ABC. Pierde los papeles de tal manera su paisano Bieito Rubido que le puede costar más de un disgusto porque le aparta de malas maneras el micrófono, pone la mano delante de la cámara; es decir, todo aquello que un periodista no debería hacer. Y lo hace simplemente porque Gonzo le pedía un autógrafo a un publi-reportaje que ese periódico editó loando al régimen ecuatoriano de Obiang. Así de sencillo. La excusa: es publicidad. La realidad: complicidad con un régimen dictatorial por dinero. O sea, credibilidad nula. Fariseísmo.

Los políticos del PP responden según su carácter, y Esperanza Aguirre, la más lista, lo hace sin problemas. Otros huyen. Por ignorantes y miedosos. Y el culmen de esa sesión en un acto público es ese ser histérico, antidemócrata que ejerce de periodista y tertuliano y se llama Hermann Tertsch. Divertido, sugerente encontronazo. El chulo Tertsch le dice varias veces que no «habla con gentuza». Y Gonzo le tienta ofreciéndole «El Intermedio» para presentar su nuevo libro. Y pagando. Silencio. Gonzo, parafraseando al doctor Marañón, yo le hubiera respondido a ese fascistón ante tanto «no hablo con gentuza», con un sibilino, «pues yo sí». De nada. Me gusta el método Gonzo, es de los mejores.