Koldo CAMPOS
Escritor
AZKEN PUNTUA

Medios de comunicación

Si los grandes medios fueran independientes y no cautivos de los intereses de sus dueños, si la verdad no estuviera secuestrada tras un código de barras, Obama, ese flamante premio Nobel de la Paz, ya habría sido juzgado y condenado. Y con él, ese siniestro coro de voraces fortunas cuya suerte no se dirime en las urnas porque está por encima de cualquier derecho.

Hace un mes declaraba Obama: «Nuestra política exterior tiene una dosis de realismo, por lo que, en ocasiones, tenemos que torcer el brazo a los países cuando no hacen lo que queremos».

Y en estos días, Obama, precisando su «política exterior», ha acusado a Venezuela de «amenazar su seguridad».

Si este mundo fuera ese que ya ni nos atrevemos a soñar, Obama nunca habría sido posible, pero este mundo no es el que soñamos, sino el que padecemos y, por ello, ese gran Estado delincuente que ahora amenaza a Venezuela con torcerle el brazo dicta los destinos del mundo. Son la salvaguarda contra el cambio climático que ellos han provocado; la respuesta a la crisis que su modelo de desarrollo multiplica; la solución al problema del hambre que sus políticas generan; la seguridad del mundo ante la amenaza terrorista que nadie como ellos encarna; la reserva espiritual frente al caos que se avecina y que ellos promueven. Ellos y quienes desde las sombras, esas que tanto invoca Obama, gobiernan realmente el mundo, no desde las calles de Caracas, sino desde Wall Street, desde el Pentágono, desde esos putos canallas mentideros que todavía se llaman medios de comunicación.

(Euskal presoak Euskal Herrira)