Dabid LAZKANOITURBURU

La palmada de Xi a Trump

Xi Jinping, encumbrado tras el reciente XIX congreso del PPCh a una posición preeminente con la que trata de equipararse a Mao Zedong, ha recibido estos días al inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, quien vive sus horas más bajas justo cuando se cumple un año de su victoria en las presidenciales.

El magnate, quien prometió en campaña que obligaría a Pekín a devolver millones de empleos estadounidenses «robados», ha vuelto a incumplir su programa electoral al elogiar la «vis empresarial» de los comunistas chinos endosando la responsabilidad del déficit de la balanza comercial, cómo no, a sus predecesores. Ello a cambio de la promesa, en muchos de los proyectos embrionaria, de 250.000 millones de dólares en compras e inversiones chinas en EEUU. Mucho han cambiado los tiempos para que «America First» tenga que mendigar contratos a su gran rival.

A ello se suma el ruego para que llame al orden a Corea del Norte. China, con el permiso del siempre imprevisible Kim Jong-un, controla los tiempos y las ansiedades, algo crucial en política.

Pero cuidado, porque toda palmada puede llevar aparejado un error de cálculo. Y la de Xi a Trump puede paradójicamente apuntalar una Presidencia estadounidense errática. Quien crea que Trump es ya un pato cojo debería rememorar aquel 8 de noviembre de 2016..