Ainara LERTXUNDI
DONOSTIA

La paz supera el test electoral, pero le aguardan grandes desafíos

Tras conocerse su victoria con un 50,95% -7,81 millones de votos- frente al candidato uribista Oscar Iván Zuluaga, que logró un 40% -6,90 millones de votos-, Juan Manuel Santos dio las gracias «todos esos dirigentes de izquierda» por «apoyar la paz», a la que le aguardan importantes desafíos por la fuerte implantación del uribismo y, en concreto, por el poder que sigue ostentando el expresidente Alvaro Uribe, férreo opositor a una salida negociada al conflicto.

Aunque un primer avance de los resultados electorales daba cierta ventaja al candidato del Centro Democrático, Oscar Iván Zuluaga, esta tendencia se revirtió rápidamente a favor del presidente y candidato, Juan Manuel Santos, quien, finalmente, logró el 50,95% de los votos -7,81 millones-. No obstante, el uribista Zuluaga, que venció en la primera vuelta, cosechó 6,90 millones de votos, equivalente a un 40%, una cifra nada desdeñable, más teniendo en cuenta que el eje central la campaña electoral fue la paz o la guerra. De los 33 millones de colombianos que estaban llamados a votar, solo lo hicieron 16 millones.

El domingo, Santos consiguió que 4.514.869 de personas que no votaron por él en la primera vuelta lo hicieran en esta segunda. Y ese aumento de votos se lo debe, en parte, a sectores progresistas y líderes de izquierda que públicamente pidieron el voto por él para avalar el diálogo con las FARC y el ELN.

Significativo fue el último editorial antes de la contienda electoral del semanario «Voz» del Partido Comunista Colombiano (PCC). «Votar por Santos no significa respaldar su política; no media ningún acuerdo ni compromiso. Es un voto por la continuidad del proceso de paz y para cerrarle el paso a Zuluaga, candidato de Uribe y quien representa la guerra en el país y en el exterior», remarcó.

«Zuluaga representa la guerra, la fascistización del país, es un simple títere de Uribe, padre de la parapolítica, del todo vale y de las mafias que se apoderaron del Estado. El segundo, candidato-presidente, representa a la burguesía que se orienta a buscar la salida política del conflicto, mediante el diálogo y un acuerdo, aunque con debilidad y concesiones al militarismo, y un gobierno neoliberal y en contravía de los intereses del pueblo», añadió.

La declaración días antes del Comité Central del PCC en el sentido de que «el interés superior de la solución política exige que el pueblo distinga con inteligencia y saque ventaja de las contradicciones de la clase dominante(...) El voto por Santos no es una carta blanca a su gobierno ni mucho menos a su programa neoliberal. Es un voto por la continuidad de la búsqueda de una solución política, de los acuerdos que sustentan el diálogo de La Habana» o las cuñas publicitarias de Clara López -ex candidata presidencial del Polo Democrático y la Unión Patriótica que logró dos millones de votos- a favor de la reelección explican en gran parte la victoria del presidente.

Consciente de ello, Santos agradeció, primero a través de su cuenta de Twitter, a «todos esos dirigentes de izquierda, al progresismo». «Quiero hacerle un homenaje a Clara López, que ha tenido el coraje de apostarle a la paz», manifestó.

En su primera aparición en público desde el Claustro de La Enseñanza, volvió a agradecer a quienes apoyaron la paz. «Sé que algunos votaron por apoyar ese propósito superior y que han sido críticos de nuestras políticas les digo que asumo este respaldo como uno gigante. Oígase bien; en 4 años nadie se arrepienta de haber votado por nosotros. No les fallaremos».

Zuluaga reconoció su derrota y exigió al nuevo Gobierno que «escuche la voz de siete millones de colombianos» que le votaron.

El resultado de las elecciones deja varias interrogantes porque si bien la reivindicación de una salida dialogada ha ganado, no lo ha hecho de forma contundente y los partidarios de un acuerdo con las FARC-EP y con el ELN tendrán enfrente a una fuerte oposición encabezada por Uribe, que trasladará su batalla política de Twitter -donde tiene tres millones de seguidores- al Congreso, que comenzará a sesionar el 20 de julio.

El Centro Democrático que creó tras romper su idilio con Santos -otrora ahijado político y ministro de Defensa de Uribe- logró 20 senadores en las legislativas de marzo.

En declaraciones a Telesur el mismo día de la jornada electoral, el politólogo Alvaro Leiva destacó que si bien antes «la ultraderecha estaba camuflada, a partir de ahora será visible en el Congreso con Uribe a la cabeza». Consideró que el Partido Conservador será el partido bisagra o «partido chantaje» para unos y otros, y se preguntó que harán los 9 senadores del Polo Democrático y de la Alianza Verde.

En términos similares, el analista político y profesor de la Universidad de los Andes, Felipe Botero, destacó que «el uribismo se hace ahora una fuerza importante que se va a oponer a Santos en el Congreso, observando muy de cerca las negociaciones de paz».

«Como están las cosas hoy, se ve muy cuesta arriba que la mayoría de la población ratifique los acuerdos en algún tipo de referendo, como está previsto. ¿Cómo puede en el próximo año el proceso ganar la confianza que no ha logrado en estos años?», advertía en su edición de ayer la revista de análisis político «Semana».

 

Bogotá una plaza decisiva y Antioquia, fiel al uribismo

Pese a que en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, Juan Manuel Santos quedó en tercer lugar en Bogotá, por detrás del Centro Democrático de Zuluaga y del Polo Demócratico en coalición con la Unión Patriótica, el domingo triplicó sus votos en la capital colombiana, una plaza decisiva. En su victoria influyó, sin duda, el apoyo expreso del exalcalde Gustavo Petro, con quien ha protagonizado una auténtico «culebrón» político tras su destitución por el procurador Angel Ordoñez, hostil a los diálogos de La Habana.

En el resto del país, Santos ganó en los departamentos de Nariño, Putumayo y Cauca, con alta influencia de las FARC-EP y el ELN. Zuluaga, con casi siete millones de votos, venció en el llamado Eje Cafetero, incluido Caldas de donde es originario, y en los departamentos del Huila, Meta, Caquetá y Guaviare, muy afectados por el conflicto armado. En Antioquia, cuna del paramilitarismo y fortín de Alvaro Uribe -donde fue gobernador entre 1995 y 1997-, Zuluaga obtuvo un 52,82% frente a un 35,78% de Santos. En su capital, Medellín, donde Uribe fue alcalde entre 1982 y 1983 -sin llegar a acabar su mandato debido a presuntos nexos con el narcotráfico-, Zuluaga arrasó con un 63,04% frente al 29,40% de Santos.

Zuluaga, un desconocido en la arena política, ha estado cerca de arrebatarle la presidencia a Santos, que en las últimas semanas ha movilizado todos los recursos a su alcance, incluidos los negociadores del Gobierno que han multiplicado sus apariciones públicas para publicitar y socializar las conversaciones en Cuba. Habrá que ver qué tipo de oposición ejercerá Zuluaga, si seguirá o no la senda marcada por Uribe, quien ni siquiera reconoció la victoria de Santos,

En todo caso, como apuntó la activista Gloria Cuartas, a partir de ahora es necesario «rodear las salidas de paz a través de una resistencia creadora» .A. L.