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La entrada del EI en Kobane amenaza con convulsionar Kurdistán

El Estado Islámico combatía ayer ya en las calles de Kobane, defendida aún por los combatientes kurdos. El PKK ha dado de plazo a Turquía -pasiva ante el avance yihadista hasta su frontera y en la negociación de paz- hasta el 15 de octubre para que cambie su actitud.

Después de tres semanas de asedio y bombardeos, el Estado Islámico izó ayer su bandera negra en un edificio de la zona oriental Kobane, que seguía defendida por combatientes kurdos de las Unidades de Protección del Pueblo (YPG). Los intensos combates se desarrollaban ya en las calles de la ciudad, después de un primer intento de asalto por la noche.

Los miembros de las YPG advirtieron de que «mientras vivan», no dejarán que los milicianos de Estado Islámico entren en la ciudad, que están defendiendo con armamento ligero desde tres frentes diferentes contra tanques y armamento pesado de los yihadistas.

El jefe de la Autoridad de Defensa de Kobane, Esmat al Sheik, aseguró que la ciudad será «un cementerio» para los combatientes kurdos y «para ellos» si los milicianos logran entrar.

Temiendo una masacre, las YPG se desdoblaban para combatir y a la vez desalojar a los cerca de 2.000 civiles que aún permanecían en la ciudad, después del éxodo de la zona de más de 180.000 personas en los últimos días.

Al menos 46 personas han muerto en las últimas horas en los combates en el este y el oeste de la ciudad, según el grupo opositor sirio Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Este organismo apuntó, además, que dos suicidas del EI hicieron estallar tras la pasada medianoche sendos coches bomba de forma simultánea en el monte Mushtanur, tomado parcialmente por los yihadistas, y desde donde los kurdos lanzaban ataques contra ellos en las afueras de Kobani.

El sábado, una combatiente kurda de veinte años llevó a cabo un ataque suicida contra un cuartel de EI en los alrededores de Kobane.

Ankara no actúa

Mientras tanto, Turquía asiste con pasividad al avance yihadista hasta su frontera. A pesar de que el Parlamento turco autorizó la semana pasada una intervención militar en Irak y Siria, el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu aseguró que Ankara solo actuará si ve atacado un enclave turco en territorio sirio que acoge la tumba de Suleiman Sha, el abuelo del fundador del Imperio Otomano.

Hasta ahora, y pese a que varios obuses han caído en su territorio, solo ha desplazado tanques a la frontera.

Las organizaciones kurdas acusan a Ankara de complicidad con el EI. El propio vicepresidente de EEUU, Joe Biden, afirmó que «habían dejado pasar a demasiada gente», aunque rectificó presionado por Ankara.

Además, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha dejado claro que su principal objetivo es la caída del Gobierno sirio de Bashar al Assad. A la vez, Turquía teme una intervención que refuerce a los kurdos y anhela crear una zona tampón que los debilite y sirva para acabar con al Assad.

Esta postura, mientras cae Kobane y en la frontera se agolpan miles de refugiados, y los kurdos que acuden como apoyo son reprimidos por la Policía y el Ejército turcos, puede convulsionar Kurdistán.

El líder del PKK, Abdulah Oçalan, ha advertido de que si Kobane cae, será el fin del proceso de paz. «Esperaremos hasta el 15 de octubre, así lo comunicamos a las delegaciones, después no quedará nada de lo que íbamos a hacer», insistió ayer. «Hablan de negociaciones, pero no hay negociaciones. Es una fachada falsa», denunció.

En Estambul muchos comercios kurdos aparecieron ayer cerrados.

Decenas de yihadistas y civiles muertos en Irak

Al menos 25 yihadistas murieron en ataques aéreos de la coalición que lidera EEUU contra posiciones del Estado Islámico (EI) en Mosul, en Irak, pero también murieron 22 civiles entre ellos cinco mujeres y cuatro niños, en otro bombardeo contra el distrito de Hit, en la provincia de Anbar. Según una fuente médica citada por la agencia oficial iraquí NINA, además hay 43 heridos, en su mayoría mujeres y niños. El ataque tuvo como objetivo un mercado muy concurrido y un edificio de apartamentos en el que vivían familias. El que fuera jefe del Pentágono Leon Panetta advirtió de que la lucha contra el EI «podría durar treinta años» y amenazar a Libia, Nigeria, Somalia y Yemen. GARA