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Madrid
Elkarrizketa
Alberto Garzón
Diputado de IU

«Una mayoría diferente en el Congreso va a ayudar a la resolución»

Alberto Garzón (Jagoba MANTEROLA / ARGAZKI PRESS)
Alberto Garzón (Jagoba MANTEROLA / ARGAZKI PRESS)

En la CAV, Ezker Anitza ha presentado «Ganemos-Irabazi». Desde ciertos sectores se les ha acusado de «quemar la fórmula». ¿Está de acuerdo?
Creo que no. Los procesos de los diferentes Ganemos están siendo muy complejos, porque cada territorio tiene su singularidad, y qué menos que Euskadi. El principal requisito para nosotros para participar en los Ganemos es que sea un espacio común, democrático, transparente, participativo, donde puedan sumarse todas las fuerzas. Esto implica primarias y mecanismos de fiscalización de los representantes elegidos. Eso va en línea con lo que plantea Podemos. En el caso de Euskadi, la diferencia de Podemos es con respecto a la fórmula jurídica. En nuestra opinión esto es un elemento secundario, debemos buscar una fórmula que maximice las opciones, y esa es la de la coalición electoral. Al margen de que después el espacio sea asambleario, no se aúna sopa de siglas, la fórmula que maximiza las opciones es la coalición electoral, para garantizar los espacios, la cartelería... cuestiones operativas que pueden parecer menores pero que son importantes. Creo que no es hora de buscar excusas, hay que ponerse a trabajar conjuntamente.

Usted ha estado recientemente en Nafarroa, donde la corrupción es el símbolo del régimen de UPN y PSN. ¿Cree que el bloque del cambio logrará acabar con él?
Creo que sí. Ha quedado muy claro que el PSOE dice pelearse con el PP pero luego se quieren mucho en la intimidad. Y eso en Navarra ha quedado claro, en temas de corrupción o con la moción de censura. Sí que es cierto que esas dos almas del PSOE intentan dar una de cal y una de arena. Eso ha permitido ver que hay leyes, como la que busca evitar la discriminación del euskara, que han podido salir con el voto del PSN. Incluso en ocasiones como las actuales, donde gobierna UPN con el apoyo ocasional del PSN, se han podido conseguir cosas. Por lo tanto, la oportunidad es mucho más amplio ahora. No tiene por qué ser preelectoral, puede ser postelectoral y, evidentemente, va a ser una oportunidad para acabar con el régimen político-económico cristalizado en Navarra y que Barcina deje de ser presidenta y sus redes clientelares se disuelvan.

Medidas como la que ha mencionado del euskara, ¿no pueden ser un intento de blanqueado del PSOE?
Podría ser, el PSOE está intentando cambiarse y decorarse, hacerse un lifting y un poco de chapa y pintura para parecer otra cosa de lo que ha sido hasta ahora. Pero creo que el contexto social no se lo va a permitir. Ni siquiera creo que se lo vayan a permitir los números. No creo que quede en segunda posición en ninguna parte del Estado. Y eso le va a afectar. Porque si vamos a CCAA donde una convergencia de izquierdas supere al PSOE, entonces tendrá que ser el PSOE el que tenga que elegir entre PP o la izquierda. Será él el que no tenga que hacer chapa y pintura sino tomar decisiones. Ya no podrá chantajear como hizo con Bildu y la moción de censura.

En Nafarroa sigue existiendo esa política de la exclusión a una parte de la sociedad a la que se aferró el PSN para evitar la moción de censura a UPN. ¿Cree que en el Estado es tan difícil explicarlo?
Creo que no sería tan difícil de explicarlo. Requiere pedagogía y superar una época que, afortunadamente, ya ha pasado. Los problemas son más de ámbito operativo, que es que Bildu, a veces, tiene una preferencia por pactar con el PNV que nosotros no podemos compartir porque venimos de experiencias como en el País Vasco, donde el «madracismo» a los que tuvimos que expulsar, pactaban con el PNV para sus redes clientelares propias Creo que, más allá de esas cuestiones, sería interesante buscar fórmulas de colaboración. Nuestra experiencia con Amaiur en el Congreso es que, en lo concreto, votamos casi siempre conjuntamente. Porque estamos de acuerdo casi siempre. Por lo tanto, sería impensable que teniendo la oportunidad de transformar la economía de Navarra, la economía de cualquier otro lugar, el modelo de sociedad, no lo hiciéramos. Al margen de que haya otras diferencias respecto al modelo de Estado y demás, esos puntos tienen que ser de anclaje. Esto sería una convergencia postelectoral. Por eso ese bloque social y político puede englobar a muchos actores. Si no aprovechamos esta oportunidad, dentro de unos años se consolidará el régimen del bipartidismo que, desde luego, es contrario a la mayoría social.

Han pasado tres años desde el cese de ETA y el Gobierno español no se ha movido. ¿Qué puede hacer la izquierda española?
El PP todavía le saca réditos al discurso de ETA, contra ETA, o relacionado con ello. No solo el PP, solo hay que escuchar a UPyD para escuchar los ecos de sus propios discursos previos. Ellos no van a tener ninguna intención de facilitar del todo el fin del conflicto, porque han vivido en gran medida de ello, aunque ahora se hable menos de ETA y más del independentismo, en el fondo el eco sigue siendo el mismo. Creo que el tiempo va ayudando y las estrategias que ha tenido la izquierda abertzale son muy favorables. La labor de Amaiur en el Congreso es espectacularmente positiva en ese sentido, porque el propio PP se queda sin argumentos. El panorama está mejor, afortunadamente, y en la izquierda española tenemos que seguir ahondando en el mismo discurso de siempre: lucha contra el terrorismo, reconocimiento de todas las víctimas, solo que matizando con claridad que el PP tendría que comenzar por reconocer a las víctimas de quien ellos son herederos, del franquismo y las cunetas. Nosotros contribuimos a resolver políticamente el problema. Volvemos al conflicto catalán. No vale encerrarse, bloquearse o esconderse debajo de la mesa. La realidad es que hay un problema político que hay que resolver.

Existen vulneraciones de los Derechos Humanos que todavía persisten, como la dispersión. ¿Denunciarlas se penaliza en el Estado?
Sí. De hecho, es obvio que la defensa del derecho humano, por ejemplo, de los inmigrantes, está poco valorado, porque hay un sentimiento racista en gran parte de la población, aunque sea implícito. Cuando hemos dicho en el Congreso que hay que investigar las denuncias de torturas a presos en Euskadi, inmediatamente te acusan de terrorismo, lo que lleva a una penalización. Es normal ir contra ETA, pero el PP ha generado un clima de criminalización de toda la protesta que tenga que ver con el independentismo que sigue existiendo. Y este dice que si tú defiendes que haya que poner cámaras en los interrogatorios, parezcas un terrorista, cuando defiendes los Derechos Humanos. Y que cuando defiendes lo que han dicho organismos internacionales como Amnistía Internacional o la ONU en relación a la tortura, te acusen de cualquier cosa. Yo estoy amenazado de muerte por la extrema derecha por apoyar la derogación de la «doctrina Parot», que es algo que el TDHE estableció que vulneraba los Derechos Humanos. Desde entonces, me tuve que mudar, no puedo ir en metro por recomendaciones de la Policía... Claro que defender determinados derechos humanos tienen penalización cuando hay un clima político generado por un interés de fondo.

¿Un cambio en la correlación de fuerzas en el Congreso favorecería la resolución?
Creo que sí, que una mayoría parlamentaria diferente va a ayudar. Además, el clima político da visos de optimismo. Salvo que PP y PSOE hagan gran coalición, que entonces sería complicado, aunque en términos parlamentarios todavía cabrían opciones de que el resto de las organizaciones pudieran ir facilitando esa resolución y esas medidas. Y si no hay gran coalición y gobernamos desde otras coordenadas ideológicas, se acelerarían las resoluciones.