Ha sido una de las primeras en abrir sus pistas de esquí alpino esta temporada y lo ha hecho, además, después de meses de obras en las que se han invertido 24 millones de euros, es decir, más de la mitad de los 40 millones que se han gastado las 28 estaciones de los Pirineos franceses este año para mejorar sus estructuras e instalaciones.

Las obras han afectado casi a la mitad de la superficie esquiable que alcanza las 60 hectáreas. Se han instalado dos telesillas supermodernas en sustitución de los dos remontes mecánicos antiguos y de los telesquís o remonta pendientes.

Bautizada con el nombre de Family, la nueva telesilla desembragable de seis plazas está preparada para transportar a las pistas hasta 2.500 pasajeros a la hora. Para prolongar el trayecto hasta la cima de la estación, han instalado otra telesilla de pinza fija de cuatro plazas, Le Panoramique. Estas dos telesillas han liberado un espacio de pista muy considerable.

Pero más allá de la eficiencia de los dos aparatos de remonte, la principal característica de la gran obra realizada desde abril hasta finales del otoño, es que se ha llevado a cabo en el máximo respeto al entorno natural en el que se encuentra la estación bearnesa. Así, antes de iniciarlas, los 80 obreros de las diversas empresas fueron formados a tal fin. Además, para evitar en lo posible el impacto medioambiental, los pilones de la telesilla Family han sido anclados directamente en la roca. Es la primera vez que esta técnica es utilizada en el Estado francés en el conjunto de las fijaciones de una telesilla. Además, todo el escombro producido por el sellado en profundidad de los pilones ha sido evacuado por helicóptero según se iba acumulando.

Bajo la dirección del arquitecto Pierre Dubedout que ya había construido en 2010 el centro técnico, la de la sintonía con la naturaleza ha sido la máxima seguida. Los apeaderos de llegada y partida de las telesillas han sido recubiertos con madera para una mejor integración con el entorno. Con el tiempo, la madera utilizada (pino Douglas procedente de la cercana región de Ariège), adquirirá una pátina que se fundirá en el color del relieve calcáreo de La Pierre. Y en invierno se cubrirán de nieve con lo que la armonía con el entorno será total.

Nidos de perdices de nieve

El interés por garantizar el menor impacto posible en el medio natural ha hecho, incluso, que se renuncie a una prolongación de 300 metros de uno de los telesquís para no molestar a una colonia de aves lagópodas o perdices de nieve que anidan en la cumbre del Soum Couy.

Varias pistas han sido reniveladas y se ha duplicado la capacidad del colector de almacenamiento de nieve hasta 80.000 metros cúbicos. Con la instalación de unos cincuenta cañones de lanzamiento escalonados entre 1.525 y 1.900 metros se garantiza una cobertura del campo esquiable de 25 a 30%.

Y con todas estas novedades e inversiones, muchos se preguntarán cuánto han subido los precios de la estación que abrió sus puertas a principios de los años 60. Pues no mucho. La Pierre Saint Martin sigue siendo una de las más económicas. El forfait es de 32,50 euros por día, (0,50 céntimos más que el año pasado) y 28 euros para los esquiadores entre 5 y 17 años. Si optan por el esquí de fondo, el precio está en 9,50 euros.

Las instalaciones están preparadas y monitores, restaurantes y demás servicios deseosos de acoger a los esquiadores. Eso sí, con la mirada puesta en el cielo ya que este principio de temporada el maná blanco se ha hecho esperar.

De todos modos, la Pierre, como se la conoce coloquialmente, o los valles de su entorno inmediato ofrecen también muchas otras posibiliades que no están ligadas con la nieve: pista seca de trineo para practicar el tubbing, excursiones, pistas de marchas pedestres o de BTT, escalada, parque de trayecto de aventuras de Aramits, espeleología en Lanne en Baretous, pesca, paseos a caballo, etc. Todo un panel de ofertas de deporte y ocio completado con numerosas posibilidades de hoteles, campings, albergues y casas rurales para atraer a los visitantes durante todo el año.

Lo que es más que seguro es que el próximo verano y, más en concreto el 14 de julio, tendrá una asistencia inusual gracias a la 10ª etapa del Tour que finalizará en la misma Pierre, a 1.610 metros de altura.