«Comprobación del estado de seguridad de Facebook». Con este mensaje, todos aquellos inscritos en la red social han podido comprobar el estado de sus amigos que se encuentran en París desde primera hora de la mañana. No es la primera vez que la red diseñada por Mark Zuckerberg pone en marcha un dispositivo para facilitar la comunicación con quienes se hallan cerca de una tragedia. Ya lo hizo en el terremoto ocurrido en Chile en el mes de setiembre. En esta ocasión, aquellos que están en París podían señalar que se encuentran a salvo y la notificación les llega a todos sus contactos. Un método de centralizar los cientos de mensajes de preocupación que se han lanzado a lo largo de toda la jornada. 

«Busca y conéctate rápidamente con los amigos que estén en la zona. Confirma que están bien si sabes que se encuentran fuera de peligro», indica la página. En la parte inferior aparecen los contactos y, si ya han hecho click, señala que se encuentran bien.

Las redes sociales han tenido un papel clave tanto a la hora del relato del atentado como de sus consecuencias. Quizás uno de los ejemplos más dramáticos es el mensaje de Benjamin Cazenoves, quien se encontraba en la sala Bataclan durante el ataque. Herido, subió al primer piso del local y dejó un dramático mensaje: «Estoy todavía en Bataclan. Primer piso. ¡Herido grave! Que se den prisa para el asalto. Hay supervivientes en el interior. Están abatiendo a todo el mundo. Uno a uno. Primer piso, ¡rápido!» (Ver imagen principal de la noticia)

También en Twitter, el hastag #porteouverte (puerta abierta) invitaba a los vecinos de las zonas atacadas a permitir el acceso de los viandantes para refugiarse. En los momentos de caos algunos de los locales de ocio cerraron sus persianas y mantuvieron a los clientes en su interior. Otros, en un primer momento, no acogieron a la gente. Mientras tanto, los vecinos trataban de movilizarse y permitir el refugio de quienes se hallaban en la calle y querían buscar un lugar seguro.