Agustín GOIKOETXEA

Aburto aspira a atraer al voto conservador ante quienes reivindican el protagonismo vecinal

Nadie duda que Juan Mari Aburto volverá a ser el alcalde de Bilbo. Las incognitas se sitúan en la oposición. EH Bildu aspira a mantenerse como segunda fuerza con Jone Goirizelaia, el PSE espera a mejorar resultados con el «efecto Sánchez» y las interrogantes están en cómo queda el PP y que hace el electorado que representa Podemos con tres listas diferentes.

Aburto en el acto de presentación de la candidatura. (@EAJPNVBilbao)
Aburto en el acto de presentación de la candidatura. (@EAJPNVBilbao)

Nadie duda que Juan Mari Aburto será alcalde de Bilbo otros cuatro años, quedando por dilucidar si los jeltzales son capaces de incrementar el número de concejales hasta rozar la mayoría absoluta.

Otras son las incognitas que se presentan en los comicios, situadas en el ámbito de la oposición, sin olvidar que sus socios del PSE pueden mejorar resultados por el «efecto Sánchez», sin inquietar al PNV, más bien maquillando sus políticas.

En una capital conservadora como lo es el Botxo, la principal referencia de ese voto es el PNV, que vende gestión, aderezada de transparencia y participación ciudadana de eslogan. El candidato Aburto busca que la ciudad sea «atractiva para la inversión de nuevos negocios y se convierta en motor económico para la generación de más empleo, estable y de calidad».

Los jeltzales logran siempre pescar en el caladero del PP, también en otros en momentos puntuales, pero con la actual crisis en ese partido más de uno optará por la papeleta que encabeza Aburto.

Es difícil vaticinar el batacazo de la lista «sin galácticos» que abre Raquel González, aunque los hay que hasta dudan de que su número dos, Carlos García, vuelva a ser concejal, como no recuperen una parte del voto desplazado hacia Vox. El conflicto es de tal magnitud que ayer el todavía portavoz municipal, Luis Eguíluz, llegó a sugerir la posibilidad de que deposite su confianza en la lista del PSE, en vez de en aquellos que le han descabalgado sin compasión.

Quien aspira a mantenerse como primera fuerza de la oposición es EH Bildu, que apunta al alza, para lo que Jone Goirizelaia ha llamado a no descuidarse. Los soberanistas de izquierda creen que Bilbo necesita «un segundo gran cambio, porque –argumentan– ha cambiado el paisaje y se han hecho obras espectaculares, pero ahora toca cuidar, defender a toda la gente».

Otra interrogante se sitúa en el electorado que, en plena marea morada, optó por depositar la papeleta en Udalberri y Ganemos Goazen. Los primeros se presentan como Elkarrekin Podemos, quedando por ver si mejoran resultados con Ana Viñals como aspirante a alcaldesa.

Hace cuatro años, muchos de quienes buscaron las siglas de Podemos se inclinaron por la lista que lideró Francisco Samir Lahdou. Habrá que ver cómo actúan ahora, con el agravante de que hay una tercera sigla, Ganemos, que puede desconcertar aún más a los electores. EH Bildu, Udalberri y Goazen, la oposición real al Gobierno Aburto, sumó 8 ediles en 2015.