Unai Aranzadi
Elkarrizketa
Felipe Ros Brandon
Exmilitante de los Destacamentos Armados Canarios

«No era el momento de utilizar las armas»

Nacidos en 1978, los Destacamentos Armados Canarios (DAC) fueron un intento de refundar la insurrección canaria contra la metrópoli española. Hijos del Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario (MPAIAC) que fundara Antonio Cubillo, y relevo de sus Fuerzas Armadas Guanches (FAG), los DAC tuvieron una existencia breve y accidentada. 

Felipe Ros Brandon, exmilitante de los Destacamentos Armados Canarios
Felipe Ros Brandon, exmilitante de los Destacamentos Armados Canarios

Sin embargo, y pese a lo exiguo que pudo resultar su calado político-militar, la experiencia es relevante e histórica, dado que se trató de la última insubordinación armada llevada a cabo por independentistas canarios en el interior del archipiélago; todo un singular episodio apenas explorado por el mundo del periodismo y la academia. No en vano esta es la primera vez que uno de sus exmilitantes accede a ser entrevistado para explicar cómo vivieron aquel desafío al Estado.

Se trata de Felipe Ros Brandon, natural  del barrio de La Isleta, en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, y nos cita a primera hora de la mañana junto a la playa de Las Canteras, un lugar donde lo turístico se mezcla con una inusitada cantidad de soldados, policías y guardias civiles haciendo deporte en la que es una de las provincias más militarizadas del Estado.

¿Cómo era el clima político en el que surgieron los DAC?
En aquella década pasamos de estar a las puertas de que la ONU declarara la urgente descolonización de Canarias a que el movimiento de liberación se quedara más en el aire que nunca. Y a nivel interno, los problemas venían desde el 77. Ya comenzado el 78 aquello fue una bofetada tras otra.

¿Y cómo se incorporó a los DAC?
Yo era un niño. Tenía 15 años. Fue un momento de incertidumbre y pérdidas en el que hubo varios intentos de reorganización. En nuestro caso éramos cuatro los militantes del MPAIAC que nos pasamos a los DAC. Una vez encuadrados nos llegó un documento de cómo reorganizarnos, lo analizamos, y nos pareció bastante razonable, pero era de captación, y para nosotros, con 15 años, era como un documento formativo. Así que eso, nos pareció razonable en el barullo de decisiones contradictorias en el aparato del MPAIAC, y dijimos, pues por aquí, y así llegamos a los DAC.

¿El documento vino del MPAIAC en Argelia?
No, era interno.

¿Recibieron entrenamiento?
No, nosotros hicimos todo por nuestra cuenta. Eso fue lo que nos delató. Primero porque éramos muy jóvenes y no cumplimos con las reglas que decía el manual, así que se precipitaron las cosas. Y luego porque como grupo exigimos la presencia de armas que no estaban previstas, aunque yo no. Me negué. Yo era bastante contundente en el tema de que no era el momento de utilizar las armas, pero bueno, para unos niños de 15 o 16 años es muy atractivo jugar con una pistola, así que un día que dos compañeros jugaban con la pistola, esta se disparó. Pero no pasó nada.

¿Cuál era la diferencia entre las FAG (Fuerzas Armadas Guanches) y los DAC?
Las FAG eran el brazo militar oficial en el momento de estructuración del MPAIAC. Los DAC es un intento de reorganización de eso, después de las detenciones del 76, del 77... Habían caído muchos compañeros de diversos aparatos del MPAIAC y había mucha incertidumbre. La campaña de propaganda armada no salió todo lo bien que tenía que haber salido. Yo creo que es una situación normal cada vez que hay un desmonte de una organización, que los grupos intentan reorganizarse y en ese ¿qué hacemos?, nos llega esta opción, que como digo, se plantea como una reorganización a medio plazo de la estructura, en ningún caso era reorganizarse para empezar a actuar.

¿Y por qué no se continuó como FAG? ¿Por qué se cambió el nombre?
Eso habría que preguntárselo a los que lo formularon, y no sé quiénes fueron.

¿Qué tipo de acciones hacían?
Éramos muy jóvenes, de 16, 14 e incluso 13 años. Nos llegaba dinero en billetes grandes en los que teníamos que escribir «Canarias libre, fuera españoles», íbamos a una tienda, los cambiábamos a billetes de cien, y hacíamos lo mismo. Luego lo clásico de hacer pintadas y algunas otras cosas... Teníamos una escasa formación y había problemas de comunicación.

¿De qué forma pasaron a las armas?
Pedimos armas y nos cayó una pistola y una escopeta, que fueron las cosas que requisó la Policía. Las armas se dejaron en casa de Faustino Santana. Caímos tres y a los pocos días, otros tres. Y Faustino Santana, que era del MPAIAC, también. Todo fue muy rápido, entre el 78 y el 79.

¿Cómo le detuvieron?
Fui detenido tres veces en un mes. Empezamos a pedir la libertad de los que iban siendo arrestados. Yo era muy activo en eso. Un día que iba repartiendo panfletos pidiendo la libertad de los detenidos y de otros compañeros del MPAIAC que estaban en la cárcel, dos policías de paisano me dicen, «Oiga, oiga», en unas calles vacías, «¿qué lleva ahí?».

Me dejaron salir por la tarde. Luego me detuvieron en una manifestación, y esa vez sí me dijeron «hasta la próxima». Y la tercera vez fue la noche en la que vinieron a mi casa a buscarme y me detuvieron, aunque no tenía nada que me incriminara. Había quemado los documentos que tenía, pues sabía que tarde o temprano caería. Me llevaron a comisaría y me aplicaron los 5 días de la Ley Antiterrorista.

Cuando vieron que la información era la que era, me mandaron donde el juez, y el juez me mandó a la calle, porque en mi confesión dije que desde que había visto la pistola me había alejado de los DAC. Y que no tenía ya grupo ni comando, o sea, contra mí no tenían nada. Dije que en sus inicios sí, pero que ya no tenía nada con ellos. Me había dado de baja.

En mi caso no llegó a juicio. La mayoría fuimos absueltos con penas muy pequeñas por pertenencia a banda armada. En mi caso y el de otro compañero ni siquiera la pudieron demostrar. La condena más grave fue para el que custodiaba las armas, que ni siquiera era de los DAC.

¿Cómo fue el interrogatorio?
Me pegaron con una vara en la planta de los pies. Todos los interrogatorios iban dirigidos contra una persona en concreto. La Policía quería saber quién dirigía la reestructuración. Yo jamás fui a ninguno de esos contactos, así que no puedo decir quién fue.

¿Lo llegaron a averiguar?
Nunca lo han sabido. Y yo no me planteo saberlo.
 
¿A partir de ahí se detuvo la historia de los DAC?
No lo sé. Ni idea. No hubo nunca más ninguna conexión con los grupos ni se nos dio ninguna cita.

¿Y sabe si hay un archivo del MPAIAC?
Se supone que tiene que haber cosas, e imagino que Antonio Cubillo no lo destruyó, o que algún compañero lo conservó. Yo solo puedo contar mi historia.