Natxo MATXIN

La crono de Ézaro y La Covatilla decidirán el maillot rojo

Con la clasificación general todavía más apretada tras el paso por las exigentes cumbres asturianas, la Vuelta entra en su tercera y definitiva semana, con la vista puesta en la crono de Ézaro que se disputará este martes y la subida a La Covatilla del sábado, como las jornadas claves que decidirán quién se enfundará en Madrid el maillot rojo de vencedor final.

Richard Carapaz (Ineos) lo va a tener complicado para mantener el maillot rojo tras la contrarreloj de mañana. (Miguel RIOPA/AFP)
Richard Carapaz (Ineos) lo va a tener complicado para mantener el maillot rojo tras la contrarreloj de mañana. (Miguel RIOPA/AFP)

Toda la atención está centrada en la lucha que mantendrán el dueto formado por Richard Carapaz (Ineos) y Primoz Roglic (Jumbo), quienes ya saben lo que es ganar una gran ronda, pero sin olvidarnos de Hugh Carthy (Education First) y Daniel Martin (Israel), con menos opciones a priori, pero que han demostrado que llegan muy fuertes al tramo final de la carrera y dispuestos a dar la campanada si flaquean sus rivales.

La etapa de este martes puede clarificar muchas de las opciones de los cuatro candidatos. Con un recorrido de 33,7 kilómetros de lucha contra el reloj, casi el 95% de la prueba discurre por un tramo completamente llano –terreno favorable para Roglic–, pero finaliza en un muro de 1,8 kilómetros, con un desnivel medio de algo más del 14% y algunas rampas de hasta el 30%, más proclive a escaladores puros y a quienes mejor hayan recuperado sus fuerzas tras la jornada de descanso.

El cambio tan agresivo de perfil obligará seguramente a los favoritos, tal y como ocurrió enla penúltima etapa del pasado Tour, a cambiar también de tipo de bicicleta al comienzo de la ascensión. Y sobre la prueba planeará sin duda lo sucedido en la ronda gala, con el desfallecimiento del ciclista esloveno.

Independientemente de lo que ocurra en dicha contrarreloj, al pelotón le aguardarán tres etapas de rompepiernas que también pueden hacer daño antes de llegar a La Covatilla. La primera, el miércoles, finalizando en Ourense en una meta con 1.600 metros de pendiente al 4% y el recuerdo de lo que aconteció en Suances, con triunfo de Roglic picándole tres segundos a Carapaz.

Las siguientes, ya por tierras castellanas, con llegadas en llano, pero surcando importantes accidentes geográficos de por medio, como la que acaba el jueves en Puebla de Sanabria –la más larga de la vuelta, con casi 231 kilómetros–, que deberá ascender hasta cinco puertos de tercera categoría. O la del día siguiente, cuya meta está ubicada en Ciudad Rodrigo, a apenas 35 kilómetros de la subida de primera categoría de El Robledo.

Última oportunidad

Dependiendo de cuáles sean las diferencias en la general y de los gramos de esfuerzo que todavía les queden a los corredores en sus piernas, la penúltima etapa puede ser la de jugarse el todo por el todo. Como aperitivo, a los 40 kilómetros habrá que subir el Portillo de las Batuecas (1ª categoría) y a mitad de recorrido dos de tercera: San Miguel del Valero y Alto de Cristóbal.

Para rematar esta jornada sinuosa y quizás decisiva, en el tramo final se deberá ascender Peñacaballera (3ª) y Alto de la Garganta (2ª), culminando en La Covatilla, de categoría especial, con llegada a casi dos mil metros de altitud, algo de once de subida y una pendiente media de poco más del 7%.