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Bruselas

Cinco cuestiones que hay que saber sobre las exportaciones de vacunas en la Unión Europea

La Unión Europea ha anunciado este miércoles nuevas medidas sobre el control de exportaciones de vacunas contra el covid-19 con las que pretende solucionar el retraso que lleva en la campaña de vacunación respecto a EEUU o Gran Bretaña.

AstraZeneca está en el centro de la diana de la UE por no haber respetado los compromisos de suministro firmados. (Justin TALLIS | AFP)
AstraZeneca está en el centro de la diana de la UE por no haber respetado los compromisos de suministro firmados. (Justin TALLIS | AFP)

«La Unión Europea es el único país productor en la OCDE que continúa exportando vacunas a países que tienen su propia capacidad de producción pero, cuando estos países no exportan a la UE, no hay reciprocidad».

Esta ha sido la premisa con la que el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, ha presentado las reformas que Bruselas ha introducido este miércoles en su control sobre la exportación de dosis.

Hasta ahora, la UE solo podía bloquear la exportación de vacunas si la venta era de tal magnitud que ponía en riesgo la capacidad de las compañías farmacéuticas para cumplir los contratos firmados con la Comisión.

Pero, desde hoy, la UE tendrá también en cuenta la reciprocidad recibida y si conviene bloquear las dosis a terceros países que han vacunado a una mayor proporción de su población o cuya situación epidemiológica sea mejor que la que vive Europa.

Hay cinco puntos que conviene conocer para entender bien este dispositivo.

La Comisión Europea tiene la última palabra

Desde finales de enero, cualquier empresa que quiera exportar vacunas anticovid desde la UE debe solicitar previamente una autorización a los servicios aduaneros del Estado miembro desde el que prevé enviar las dosis.

En el plazo de dos días, el Estado concernido transmite su decisión de rechazo o aprobación a la Comisión Europea, que dispone de un día para aceptarla o denegarla.

Si Bruselas y el Estado miembro están de acuerdo, la decisión final es comunicada a la compañía. En caso de que no haya consenso, la decisión corresponderá en última instancia al conjunto de los comisarios y comisarias reunidos colegialmente.

Las exenciones quedan suprimidas

Hasta el momento han sido aprobadas 380 solicitudes de exportación, para un total de 43 millones dosis, hacia 33 países.

Solo se ha rechazado una petición, la que conllevó el bloqueo de 250.000 dosis que AstraZeneca quería enviar a Australia desde Italia.

En un caso como este, las dosis bloqueadas quedan a disposición del laboratorio que las ha fabricado, que es libre de dirigirlas hacia otro país, dentro o fuera de la UE, siempre que formule una nueva demanda.

De entrada, 17 estados estaban exentos de cualquier control sobre las exportaciones. Se trata de países vecinos (Suiza, Noruega o algunos de los Balcanes) u otros un poco más lejanos como Israel.

Esta lista de excepciones ha sido suspendida este miércoles por la Comisión para evitar cualquier «elusión» de una prohibición de exportación que pase por un tercer país; es decir, para impedir que, por ejemplo, una farmacéutica exporte un cargamento a Suiza para luego reenviarlo a Gran Bretaña.

Bruselas ha puntualizado que Covax, la iniciativa internacional para suministrar vacunas a los países empobrecidos, no se verá afectada por este mecanismo.

Una nueva exigencia: la reciprocidad

A partir de ahora, los Estados miembros deberán tener en cuenta el principio de «reciprocidad» antes de conceder su autorización.

Concretamente, «las exportaciones deben destinarse a un país del que recibimos algo a cambio». Puede tratarse de vacunas, en el caso de que ese país las produzca, de componentes para fabricarlas o de equipos como jeringuillas, según ha explicado un responsable europeo.

Aunque Bruselas no la ha citado expresamente, esta advertencia apunta directamente a Gran Bretaña, ya que mientras desde la UE se han enviado allí unas 10 millones de dosis, no ha recibido ni una sola producida en suelo británico.

Si no hay acuerdo entre un Estado miembro y la Comisión a la hora de autorizar o denegar la exportación, la última palabra la tiene el Colegio de Comisarias y Comisarios de la UE

En contraposición, varios responsables de la UE consideran que Estados Unidos es «un caso perfecto de reciprocidad», con «intercambios en los dos sentidos».

Una orden ejecutiva (‘executive order’) de Washington prohíbe la exportación de vacunas producidas en fábricas estadounidenses, pero EEUU suministra a la UE grandes volúmenes de componentes y materiales necesarios para su elaboración.

En proporción a la situación de cada país

Otro principio añadido este miércoles a las condiciones para la exportación es el de la «proporcionalidad».

Las exportaciones podrían ser bloqueadas si la población del país de destino ya ha sido ampliamente vacunada, si tiene un fácil acceso a otras vacunas o si se encuentra en una mejor situación epidemiológica.

La nueva cláusula de reciprocidad apunta directamente a Gran Bretaña, ya que mientras desde la UE se han enviado allí unos 10 millones de dosis, no ha recibido ni una sola producida en suelo británico

Para determinar cuál es la situación se analizará un conjunto de factores «globalmente» y «caso por caso».

También se tendrá en cuenta el respeto de cada farmacéutica a los compromisos adquiridos con la UE. Una medida que apunta a AstraZeneca, cuyas entregas a los Veintisiete están muy por debajo de los volúmenes prometidos en su contrato.

Un dispositivo controvertido

La Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó una señal de alarma el pasado mes de enero ante la posible ruptura de las cadenas de producción de vacunas, ya que están «diversificadas y fragmentadas» en componentes que se fabrican «en el mundo entero».

Hasta ahora, algunos países vecinos (Suiza, Noruega...) y otros como Israel estaban exentos de cualquier tipo de control. Esas excepciones han quedado anuladas

Una preocupación compartida por varios Estados miembros de la UE frente al anunciado endurecimiento del control de las exportaciones. Así, Alemania, Bélgica y Países Bajos temen que haya medidas de represalia que obstaculicen las cadenas de suministro de los laboratorios, que están muy internacionalizadas.

Por su parte, Londres, que teme verse privado de las entregas de vacunas no solo de AstraZeneca, sino también de BioNTech/Pfizer, también ha advertido contra los «bloqueos arbitrarios».