El Partido Comunista de Cuba (PCC) ha elegido como su nuevo líder a Miguel Díaz-Canel, que de esta forma pone fin a la bicefalia imperante en la isla durante los últimos años y toma definitivamente las riendas de la revolución política lanzada en su día por Fidel Castro y dirigida después por hermano Raúl.

Raúl Castro, de 89 años, confirmó el viernes lo que era ya un secreto a voces, que dejaría de ser el primer secretario del Comité Central del PCC, y este lunes, en la última jornada del octavo Congreso, se ha confirmado el nombramiento de Díaz-Canel, según ha informado el propio partido.

Concluye así una transición que arrancó en 2018, cuando Díaz-Canel se hizo con le jefatura de Estado. Castro ha destacado de él su labor en los distintos cargos que ha ocupado hasta ahora, prometiendo seguir como «un combatiente revolucionario más» dispuesto a aportar su «modesta contribución» a la obra política cubana «hasta el final de la vida».

Castro ha presentado un informe en el que destaca que la elección de Díaz-Canel no es fruto de la improvisación, sino de una pensada selección de un «joven revolucionario» con condiciones, y ha repasado su trayectoria política desde sus cargos en las provincias de Villa Clara y Holguín hasta las responsabilidades en el Gobierno.

Díaz-Canel, por su parte, ha destacado que seguirá consultando con su predecesor las decisiones estratégicas sobre el futuro del país, donde la lucha contra la pandemia de coronavirus se suma a un inconcluso proceso de readaptación económica lastrado por décadas de bloqueo.

Entre las decisiones que tendrá que enfrentar la nueva dirección del PCC será la aceleración de las reformas económicas implantadas en 2008 y que el propio Raúl Castro ha pedido en el congreso dinamizar, aunque subrayando que «hay límites» que no se pueden «rebasar porque las consecuencias serían irreversibles y conducirían a errores estratégicos y a la destrucción misma del socialismo».

Un partido más democrático y cercano al pueblo

En su discurso tras ser designado primer secretario del PC, Díaz-Canel, ha afirmdo quiere que este sea más «democrático, atractivo y cercano al pueblo, pero a la vez ha advertido al «lumpen mercenario que la paciencia de este pueblo tiene límites».

Díaz-Canel ha destacado que la Revolución «no teme al pensamiento creador, sino que lo aúpa y cultiva», aunque no permitirá que «los activistas del caos y el desacato mancillen a la bandera e insulten a las autoridades».

Ha advertido de que «los enemigos de la Revolución utilizan conceptos de guerra no convencional y tratan de colarse por el flanco de la sensibilidad, la cultura y el pensamiento».

El combate ideológico y la confrontación de la subversión en el nuevo escenario abierto con internet y las redes sociales ha estado dentro de los debates de los 300 delegados asistentes al congreso.

Díaz-Canel ha llamado a generar «encuentros periódicos con representantes de los distintos sectores de la sociedad« y ha considerado necesaria una militancia ejemplar «que despierte admiración y respeto en el pueblo».

Embargo de EEUU, que no oculta deficiencias

El nuevo líder del PCC ha reiterado que el embargo impuesto por Estados Unidos es el principal obstáculo al desarrollo de Cuba, pero ha añadido que «ratificar esta verdad no intenta ocultar las deficiencias de nuestra realidad».

A la vez, ha insistido en que la aspiración de su país es mantener una relación con EEUU como con el resto de la comunidad internacional» y ha critidado que existan leyes como la Helms-Burton y altos presupuestos para lograr un cambio de régimen en la isla, una situació que la Administración de Joe Biden no tiene prisa por cambiar.

A la vez que ha deplorado nuevamente el incremento de la hostilidad de Washington en los últimos años, mediante sanciones y campañas de intoxicación ideológica que buscan «desprestigiar a Cuba y confundir al pueblo exacerbando las contradicciones internas», ha apuntado campos de una eventual colaboración, entre ellos la lucha contra la pandemia o el cambio climático.

Problemas económicos

Díaz-Canel ha admitido que los datos económicos del último quinquenio no son buenos y ha apuntado que en ello inciden «la ineficiencia e ineficacia del sistema empresarial y el sector presupuestado, el exceso de gasto, la falta de control sobre los recursos y los problemas estructurales».

El PIB cubano se desplomó un 11 % en 2020 a causa de la pandemia del coronavirus, las ineficiencias internas y el recrudecimiento del embargo de EEUU.

Pese a este panorama económico, el líder del PCC ha afirmado que el país «seguirá resistiendo sin renunciar a su desarrollo» y ha pedido mayor capacidad de la producción nacional para satisfacer las demandas y lograr mejoras en la producción de alimentos.