Koldo Landaluze
Especialista en cine y series de televisión

Bob Dylan: 80 años de leyenda y los tiempos siguen cambiando

Poeta, cantautor y misterio. Todo ello confluye en una de las figuras más relevantes de la cultura universal, Bob Dylan. Cumplidos 80 años, el firmante de clásicos como ‘Blowin’ in the Wind’, ‘The Times They Are a-Changin’ y 'Like a Rolling Stone' es una leyenda viva del folk rock.

Dylan fue protagonista del documental de Scorsese 'Rolling Thunder Revue: A Bob Dylan Story'. (Sikelia Productions)
Dylan fue protagonista del documental de Scorsese 'Rolling Thunder Revue: A Bob Dylan Story'. (Sikelia Productions)

Bob Dylan no es solo una leyenda viva del folk rock, su repertorio lo ha convertido en todo un referente de la cultura universal.

A todo ello se suma un halo de misterio acrecentado por el secretismo que rodea su existencia y las poquisimas declaraciones que realiza.

«Yo solo soy Bob Dylan cuando tengo que ser Bob Dylan. La mayor parte del tiempo quiero ser yo mismo. Bob Dylan nunca piensa en Bob Dylan», aseguró una vez el cantautor y poeta estadounidense, cuya leyenda se comenzó a forjar en la década de los años 60, cuando se dio a conocer como cantautor folk de letras reivindicativas y cargadas de protesta social como las de ‘Blowin’ in the Wind’, ‘The Times They Are a-Changin’ o ‘A Hard Rain’s a-Gonna Fall’, para convertirse después en uno de los grandes referentes del blues y el rock tras el lanzamiento de los discos ‘Bringing It All Back Home’ y ‘Highway 61 Revisited’, ambos en 1965.

Un paso –de lo acústico a lo eléctrico– que enojó a muchos de sus seguidores. El primer sencillo del segundo de disco de su etapa eléctrica, ‘Like a Rolling Stone’, fue elegido por la revista musical ‘Rolling Stone’ como la mejor canción de todos los tiempos, y tras su lanzamiento, alcanzó el segundo puesto de la lista de éxitos Billboard Hot 100 y es, probablemente, el mayor himno de la carrera de Bob Dylan, aunque no el único de los que ha compuesto a lo largo de seis décadas.

Un artista del trapecio

En los 60, cuando la prensa hablaba de él como el gran poeta de su tiempo, el músico respondía «no me llamo poeta porque no me gusta la palabra. Soy un artista del trapecio».

Poseedor de un repertorio mítico y repartido en 39 discos y 125 millones de copias vendidas, Dylan está siendo objeto estos días de diversos homenajes tributados por otros iconos musicales como Patti Smith o Chrissie Hynde, vocalista de The Pretenders. Smith, que asegura ser su admiradora desde la adolescencia, le dedicó un concierto el pasado fin de semana en el festival Kaatsbaan de Tivoli, al norte de Nueva York; mientras que Hynde acaba de lanzar un álbum de versiones, 'Standing in the Doorway: Chrissie Hynde sings Bob Dylan'.

La fascinación hacia hacia Dylan es tal que incluso una universidad, la de Tulsa –Oklahoma–, tiene un Instituto de Estudios sobre Bob Dylan y estos días celebra un simposio con expertos ‘dylanólogos’ como su principal biógrafo, Chris Haylin, que acaba de publicar 'The Double Life of Bob Dylan: A Restless, Hungry Feeling, 1941-1966’.

Además, está pendiente de retorno el espectáculo de Broadway ‘Girl in the North Country’, basado en sus canciones, que se estrenó poco antes de que la pandemia forzara el cierre de la meca del teatro estadounidense a tiempo para que el cantautor fuera anónimamente y quedara emocionado, según relató.

17 minutos de crónica americana

Durante el parón provocado por la pandemia, Dylan aprovechó para lanzar ‘Rough and Rowdy Ways’, su primer disco de temas inéditos en ocho años, que recibió críticas estelares con el estandarte de 'Murder Most Foul', una canción de 17 minutos que condensa la historia y cultura estadounidense. Su calidad como compositor llevó a Dylan a ser el primer músico en ganar el premio Nobel de Literatura, en 2016, por crear «nuevas expresiones poéticas en la tradición del cancionero americano», probablemente la única distinción controvertida en una larga lista que abarca Grammys, un Óscar y un Pulitzer.

Poco dado a las entrevistas, en consonancia con una discreta vida personal alejada de las cámaras, el año pasado reveló a ‘The New York Times’ que «las canciones parece que se conocen a sí mismas y saben que las puedo cantar, vocalmente y rítmicamente. Se escriben solas y cuentan con que yo las cante».

Érase una vez un tal Zimmerman

Antes de convertirse en símbolo cultural, Bob Dylan fue Robert Zimmerman, el hijo de unos comerciantes judíos que en el año 1961 decidió dejar sus estudios universitarios y mudarse del pueblo minero de Hibbing, en Minesota, donde creció, a una vibrante ciudad de Nueva York que le ofrecía futuro artístico.

En la ‘ciudad que nunca duerme’ acabó convirtiéndose en uno de los nombres más célebres del ecosistema creativo que poblaba y daba vida al barrio del Greenwich Village, fue fichado por el productor Bob Johnton para Columbia Records y en 1962 publicó su primer álbum, ‘Bob Dylan’.

El que fuera la encarnación musical del movimiento antibelicista de los sesenta y del espíritu hippie se acercó allí a su ídolo Woody Guthrie, se introdujo en los florecientes garitos de la escena folk y creó temas de fama internacional como ‘Blowin' in the Wind’, ‘Masters of War’ o 'The Times They Are A-Changin'.

Su por entonces meteórica ruta vitual y creativa se vio truncada por un accidente de moto que lo relegó a la quietud de su sótano.

En su soledad compuso temas que no sedujeron y buscó refugio espiritual en el cristianismo.

A finales del año pasado, Dylan vendió al grupo Universal Music por unos 300 millones de dólares los derechos de su catálogo musical completo, que incluye 600 canciones y es considerado uno de los más amplios de la música contemporánea.