Escenificada en la Dinamarca actual –en una sociedad multicultural, segregada y llena de tensiones raciales–, en ‘Shorta. El peso de la ley’ un joven inmigrante de segunda generación entra en coma tras ser detenido por la policía.
Mientras dos agentes hacen una patrulla rutinaria por los extrarradios de Svalegarden, se anuncia la muerte del joven y ello desata violentos disturbios en el vecindario.
Este es el detonante de ‘Shorta’, considerado como el thriller más relevante llegado del norte de Europa y en el que se revelan los ecos del caso George Floyd. Un thriller danés que, en palabras de uno de sus autores, Anders Ølholm, utiliza y subvierte las convenciones del género para proponer una reflexión: «Los seres humanos somos más que ceros y unos somos poliédricos».
Dirigida junto a Frederik Louis Hviid, la película llegará a nuestras pantallas este 4 de junio tras el gran éxito que ha logrado en festivales como Venecia y Toronto. La trama se desarrolla en un solo día y en un espacio acotado, un suburbio de una ciudad danesa.
Según explica Anders Ølholm, «estábamos editando la película, hace un año, cuando George Floyd fue asesinado; nosotros nos habíamos inspirado en un caso danés de hace 30 años pero el paralelismo era absoluto: un joven detenido en una protesta reprimida por la policía, fue asfixiado, entró en coma y murió. En ese momento resultó obvio que el tema sigue siendo muy relevante y es algo de lo que tenemos que hablar».
La trastienda policial danesa
Admiradores de los thrillers policíacos norteamericanos de los 70 y 80, de directores como William Friedkin, Sydney Lumet o Walter Hill, Ølholm y Hviid utilizan clichés del género para definir a los personajes protagonistas, de personalidades diametralmente opuestas.
Según Ølholm, «éramos muy conscientes del uso de arquetipos y queríamos utilizarlos para luego subvertir las expectativas del público. A nivel superficial son personajes arquetípicos pero hemos buscado hacerles tridimensionales».
En su opinión, ‘Shorta’ es como una especie de «cuento con moraleja sobre los prejuicios en general. Los seres humanos somos poliédricos, no somos solo ceros y a unos nos preocupa que vayamos en esa dirección, donde las personas son buenas o malas y no hay matices. Queríamos hacer una película que examine las razones por las que la gente hace lo que hace».
Añade que «Frederik y yo hablamos mucho sobre cómo nos sentiríamos si fuéramos agentes de policía y cada día tuviéramos que confrontar lo peor de la naturaleza humana –mentiras, violencia, asesinatos– y aún así tratar de seguir aferrado a tus valores... Es muy difícil que todo eso no te afecte, que no te cambie».
Para preparar la película realizaron numerosas entrevistas, con policías y con jóvenes inmigrantes. «En una de ellas, una joven agente, mujer, nos preguntó por el título del filme. Le explicamos que es una palabra árabe. Es así como los jóvenes llaman a la policía y ella replicó: ‘Deberían oír lo que les llamamos a ellos’ y murmuró ‘animales’».

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