Mikel Insausti
Crítico cinematográfico

La historia del autoproclamado presidente danés en el exilio americano

THE GOOD TRAITOR
Dinamarca. 2020. 115’. Tít. Orig.: ‘Vores mand i Amerika’. Dtora.: Christina Rosendahl. Guion: Christina Rosendahl, Dunja Gry Jensen y Kristian Bang Foss. Prod.: Jonas Frederiksen. Int.: Ulrich Thomsen, Denise Gough, Mikkel Folsgaard, Henry Goodman, Zoë Tapper, Nicholas Blane.

Mikkel Folsgaard es el consejero del embajador danés en los EEUU, encarnado por Ulrich Thomsen. (NAIZ)
Mikkel Folsgaard es el consejero del embajador danés en los EEUU, encarnado por Ulrich Thomsen. (NAIZ)

El título original en danés es ‘Vores mand i Amerika’, que se debería haber traducido literalmente como ‘Nuestro hombre en América’, pero para su distribución internacional se ha optado por ‘The Good Traitor’ (2020), en alusión de que la traición del protagonista a su país tuvo historicamente unas consecuencias positivas, ya que el Gobierno de Dinamarca fue sometido durante la invasión nazi y su embajador en los Estados Unidos se decantó por el bando aliado.

No es la primera incursión en el género de la cineasta Christina Rosendahl, quien en su anterior largometraje, ‘The Idealista’ (2015), recreó el accidente de un bombardero estadounidense cargado con cabezas nucleares en Groenlandia. En su nueva película se inclina algo más hacia el biopic y el melodrama familiar, siempre sin apartarse de los hechos reales que envolvieron a la figura de Henrik Kaufman.

El conocido actor Ulrich Thomsen es quien encarna la contravertida figura del embajador danés en los EEUU, en cuya personalidad conceptos opuestos como la traición o la heroicidad se confunden. Entre otras razones, debido a que en su vida personal e íntima tampoco practicó la lealtad, pues le fue infiel a su mujer con su cuñada, sin salir del cómodo ambito doméstico del que disfrutaba en su embajada de Washington.

Por algo era un político de salón, que aprovechó la amistad que su esposa tenía con la familia del presidente Roosevelt e incluso con Churchill.

Las reuniones que mantuvo con ambos le permitieron ejercer una influencia diplomática rayana con el espionaje, para influir en la fundación de la ONU y en la participación estadounidense en la segunda Guerra Mundial, a cambio del reconocimiento como gobernante danés legítimo en el exilio, durante el sometimiento de la corona del país nórido a las tropas de ocupación nazi. En la retaguardia y brindando con champán.