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Londres

Peluqueros británicos reciclan cabello para limpiar océanos, hacer compost o producir energía

Un colectivo ecologista anima a las peluquerías británicas a reciclar el cabello para contribuir a salvar el planeta, utilizándolo para limpiar las mareas negras, hacer compost o producir energía.

Fry Taylor muestra cómo utilizar el pelo cortado como filtro anticontaminación para limpiar el agua. (Tolga AKMEN/AFP)
Fry Taylor muestra cómo utilizar el pelo cortado como filtro anticontaminación para limpiar el agua. (Tolga AKMEN/AFP)

Londres, un ciudad vanguardista en muchos aspectos, es, por ejemplo, una referencia en estilismo capilar, pero la capital británica se está quedando atrás en lo que respecta al reciclaje de los residuos producidos por ese sector.

En un salón del este de la ciudad, Fry Taylor, uno de los fundadores del colectivo Green Salon, se dispone a demostrar cómo utilizar el pelo cortado para fabricar filtros anticontaminación.

Vierte agua en un depósito y añade aceite de motor. Luego rellena una larga red de algodón con cabello en su interior, que desliza después sobre la superficie del agua contaminada. Unos segundos después, esta vuelve a estar limpia. «El pelo absorbe naturalmente el aceite y lo retiene», explica.

Hasta 8 litros de petróleo

Según los expertos, un kilo de cabello absorbe hasta 8 litros de petróleo. La idea de utilizar el pelo como filtro para limpiar la contaminación procede de Estados Unidos y se ha probado en todo el mundo para absorber los hidrocarburos en el mar, como en el caso de la marea negra provocada por el hundimiento de un petrolero japonés frente a la isla Mauricio en julio de 2020.

Cuando se formó este colectivo el verano pasado, Gran Bretaña estaba muy atrasada en materia de reciclaje, según explica Fry. «Aquí no existe la infraestructura para reciclar estos residuos», afirma. Pero «no vamos a esperar cinco o diez años a que los gobiernos pongan en marcha estos sistemas, vamos a hacerlo nosotros mismos», añade.

Según Green Salon, los residuos producidos por el sector británico de la peluquería pueden llenar 50 estadios de fútbol al año y la mayor parte de ellos, incluyendo el papel de aluminio, los tubos de tinte y el 99% del cabello cortado, se envía a los vertederos. Otro gran problema son los residuos químicos como los tintes, los blanqueadores y las soluciones de alisado.

«En la actualidad, unos 30.000 salones y 100.000 peluqueros independientes están vertiendo cantidades ingentes de peróxido de hidrógeno, amoníaco y otros productos por el desagüe», afirma Fry.

Por ello, Green Salon anima a las peluquerías a recoger estos productos, que se envían después a una central eléctrica para producir energía.

En su salón de Spitalfields, un barrio de moda de Londres, Adam Reed explica con orgullo su sistema de reciclaje a una clienta. Este peluquero de renombre internacional asegura que quedó «impresionado» por lo que le enseñó el Green Salon Collective. «Gracias a ellos, me di cuenta de que la sostenibilidad era algo que faltaba en la peluquería y que es fácil de integrar en nuestras operaciones diarias», afirma. «Es muy sencillo, tenemos diferentes contenedores, todos etiquetados», explica.

Las peluquerías del colectivo disponen de diferentes contenedores etiquetados para cada residuo. (Tolga AKMEN/AFP)

El pelo, los equipos de protección, los metales, el papel y los plásticos tienen cada uno el suyo. El salón también recicla los tintes sobrantes. Reed cobra un «impuesto verde», de una o dos libras, a sus clientes y afirma que la respuesta de estos es «muy positiva». Los salones pagan 120 libras (alrededor de 140 euros) para entrar en el colectivo.

También para compostaje

Otro uso ecológico del cabello es el compostaje. El pelo es rico en nitrógeno, por lo que es un complemento ideal para el abono.

Ryan Crawford, propietario de un salón en Milton Keynes, a 80 kilómetros al norte de Londres, e integrante del colectivo, experimenta con las verduras en su jardín.

En un día soleado de julio, muestra dos brotes jóvenes de col: uno, rodeado de pelo, está intacto y el otro, plantado sin pelo, está carcomido.

«El cabello forma una barrera protectora alrededor de la base de los brotes, manteniendo a raya a babosas y caracoles», explica Ryan, que también coloca pelo directamente en el suelo para retener la humedad. Es «un superalimento para la tierra», asegura.

En un año, 600 salones británicos e irlandeses se han unido al colectivo, que ha recogido unos 500 kilos de pelo. Se han utilizado para limpiar un vertido de petróleo ocurrido el pasado mes de mayo en el norte de Irlanda y para las vías fluviales y el compostaje. Green Salon también recogió 3,5 toneladas de metal, que se está reciclando.

El colectivo espera ahora exportar el modelo a gran escala a otros países.