Jon Pagola
Elkarrizketa
Dolores ‘La Agujetas’
Cantaora

«No tengo carnet de flamenco. Yo soy gitana»

En un variado abanico de estilos que deambulan por el flamenco y otros sonidos hermanos, desde su polo más tradicional al contemporáneo, llega a Flamenco On Fire una gitana de pura cepa. Es la veterana Dolores ‘La Agujetas’, que actúa hoy y mañana en el nombre de todo un pueblo. Pureza máxima.   

Dolores ‘La Agujetas’. (FLAMENCO ON FIRE)
Dolores ‘La Agujetas’. (FLAMENCO ON FIRE)

Dos mujeres acaparan las miradas en la segunda jornada del festival Flamenco On Fire, que desde hoy hasta el domingo traslada su sede de Tutera a Iruñea. Y no pueden ser más distintas. Por un lado, Niña Pastori (Baluarte, 21.30 horas), que arrasó en la segunda mitad de los 90 y los primeros 2000 bajo la batuta de Alejandro Sanz acercándose al pop mainstream, celebra sus 25 años en activo con todas las entradas agotadas.

No parece que el paso del tiempo borre su gancho comercial: solo en Spotify la artista gaditana suma más de 2 millones de reproducciones mensuales.

Por otro lado, en el Palacio Ezpeleta, a las 20:00 horas, casi de tapadillo, una mujer incombustible llamada Dolores ‘La Agujetas’ reivindicará sus raíces gitanas. Desde lo más profundo de su ser.

Como lo lleva haciendo desde que debutase en Jerez de la Frontera, su ciudad natal, en 1991 ante un público bastante más reducido que la de Pastori. «Yo no soy flamenca. No tengo carnet de flamenca. Soy gitana. Pero, eso sí, que cada uno sea lo que quiera», dice por teléfono ‘La Agujetas’, una cantaora de pura cepa que estará acompañada de otro jerezano de familia ilustre, el guitarrista Domingo de los Santos ‘Rubichi’.

Al igual que su padre Manuel de los Santos Pastor (Manuel ‘Agujetas’), Dolores de los Santos Bermúdez defiende el cante antiguo como una forma de arte ancestral asociado a los oficios de los gitanos. No entiende sobre experimentos con otros géneros y, mucho menos, de mercadotecnia y promoción musical. Los cimientos sobre los que descansa la saga Agujetas son la verdad y la hondura.

Quizás por ello Dolores reniega de la música actual, tan expuesta a la galería y el postureo de las redes sociales y, recuerda, mientras emprende su viaje en tren a Iruñea, una infancia donde sonaban Las Grecas, Camarón, Los Chichos… ¿Se escuchaba a los Beatles en su casa? «A todos los grandes», responde. «Lo que no me gusta es la música de ahora».

¿Ni siquiera el flamenco? «No me atrae. Yo reivindico a mi pueblo, el pueblo gitano. Un cante popular que mi padre y mi abuelo (‘Agujetas el Viejo’) defendían por su pureza», subraya.

Cuando tan solo era una adolescente, cuenta, su padre Manuel se marchó de casa, un tipo que siempre iba hecho un pincel, misterioso y de otro tiempo hasta el punto de que no se sabe exactamente ni cuándo ni dónde nació. «Tenía mucho carácter», recuerda vagamente Dolores sobre el máximo representante de esta saga flamenca que terminó casándose con una japonesa y que, en una bulería, comparó a Juan Carlos de Borbón con unos melocotones.

Madre de seis hijos –«y 12 nietos», apunta–, su carrera musical fue en sus inicios intermitente, hasta que en 2000 publicó su primer disco, ‘La Hija del Duende’, y se metió al público en el bolsillo con una gran voz que pellizca y lleva en la sangre. A su lado se sienta Pedro Machuca, que ejerce de secretario, compañero sentimental, productor de su último disco, ‘La Cantaora’, de 2016, y lo que haga falta. «Es mi marido desde hace 35 años. Somos uña y carne. Lo bueno dura mucho tiempo y, a veces, es para siempre. Los dos juntos hemos sacado este proyecto para adelante», dice Dolores sin poder evitar una sonrisa cómplice.  

A los 61 años mantiene intacta la garra de siempre, esa manera intensa y salvaje de cantar que le ha llevado, al menos, al reconocimiento de los tablaos y el planeta jondo. Y que nadie se atreva a poner en tela de juicio sus dotes artísticas. «¡Soy La Agujetas!», zanja como si diese un puñetazo encima de la mesa en una frase que suena a autoafirmación y reivindicación involuntaria.

Tres décadas después de subirse a un escenario, tras varios titubeos profesionales y una fidelidad a sus raíces a prueba de balas, puede mirar atrás con orgullo y continuar su viaje en tren con la cabeza bien alta. «Me ha costado mucho trabajo llegar hasta aquí. No lo he tenido nada fácil», asegura.

Dolores ‘La Agujetas’ también actúa mañana viernes, a las 12 horas, en el balcón del ayuntamiento. Las entradas están agotadas.