Gotzon Aranburu

«… y un día, compañera, volveremos triunfantes al espacio habitado…»

Alfonso Sastre y Eva Forest charlando en el salón de su casa. (NAIZ)
Alfonso Sastre y Eva Forest charlando en el salón de su casa. (NAIZ)

Y un día, compañera, volveremos triunfantes al espacio habitado que jamás será nuestro…». Son palabras de Alfonso Sastre, contenidas en su obra “Balada de Carabanchel”, dedicadas a Eva Forest. Escritores, militantes, amigos de Euskal Herria, se hacía difícil imaginarles separados. Pero lo han estado desde mayo de 2007, cuando Forest murió en Hondarribia. Alfonso y Eva, Eva y Alfonso, dos nombres que para sus amigos son uno.

¿Cuándo se cruzaron las vidas del escritor madrileño y la catalana aspirante a médico? Se lo contó la propia Eva (Barcelona, 1928) a Xabier Amuriza en una entrevista para la enciclopedia “Euskadi eta Askatasuna”: «Me trasladé a Madrid a estudiar siquiatría. En aquel ambiente oscuro y siniestro, en pleno franquismo, tuve la suerte de integrarme en un círculo de amigos, del mundo de las ciencias, que se reunía todos los sábados. Había otro grupo, más bohemio, en el que participaba Alfonso. El escritor Rafael Sánchez Ferlosio frecuentaba ambos y nos conocimos gracias a él».

Así comenzó una larga vida en común, en la que se conjugaron militancia política, actividad cultural y creación de una familia. Todo empezó con un encarcelamiento, pero no de los que más tarde les tocaría vivir tras los barrotes de una celda: «Yo, por tradición familiar y por mi propia manera de ser, he sido siempre muy independiente. Sin embargo, al conocer a Alfonso, me sentí encarcelada, pero felizmente encarcelada, como suele ocurrir cuando te enamoras. Alfonso era un gran escritor, yo le admiraba, y decidí trabajar a su lado, ayudándole. Durante un año más o menos me dediqué a reunir sus escritos, completar un fichero… ese tipo de labor. Pero un día Alfonso me dijo: ‘Yo conocí a otra Eva. Tienes tu propia vida por delante’. Siempre le he agradecido eso. Es verdad que el amor es como una enfermedad que te ciega».

Autora de una docena de libros, entre ellos el famoso “Operación Ogro” sobre el atentado de ETA que acabó con la vida del almirante Carrero Blanco, madre de tres hijos e hijas (Juan, Pablo y Eva), incansable militante política y cultural, el periódico inglés “The Guardian” la definió así a su muerte, el 19 de mayo de 2007: «Siquiatra, periodista, novelista, editora, fue ante todo una activista política. Durante cinco décadas luchó contra la dictadura, por la liberación de la mujer, en apoyo de la independencia vasca, de Cuba, en denuncia de la tortura».

El propio Alfonso, en un texto al que dio a luz en aquel mismo 2007 y destinado a los muchos amigos que intentaban consolarle por la pérdida de Eva, escribió estas palabras: «... las implicaciones y compromisos de la revolución que hoy sigo comportando con ella, más allá de su muerte, y que ha de seguir hasta la mía, que ya advierto muy próxima, aunque nada más sea por razones estadísticas».