Mikel Insausti
Crítico cinematográfico

Y si Cronenberg fuera mujer

Estado francés. 2021. 108’  Dtora.: Julia Ducournau. Guion.: Julia Ducournau, Simonetta Greggio, Jacques Akchoti y Jean-Christophe Bouzy. Prod.: Jean-Christophe Reymond. Int.: Agathe Rouselle, Vincent Lindon, Garance Millier, Bertrand Bonello, Myriem Akheddiou, Dominique Frot. 

Alexia (Agathe Rouselle) baila en un salón del automovíl. (NAIZ)
Alexia (Agathe Rouselle) baila en un salón del automovíl. (NAIZ)

La nueva sensación del cine actual se llama Julia Ducournau, una cineasta que ya epató en Cannes con su ópera prima ‘Crudo’ (2016), una fábula sobre el canibalismo y el despertar sexual con estética ‘gore’, que se llevó el premio FIPRESCI de la crítica internacional. Con su segundo largometraje la ha vuelto a liar en la Croisette, haciéndose esta vez con la Palma de Oro a la Mejor Película de la mano de un jurado presidido por Spike Lee, lo que significa ya un reconocimiento en toda regla, a pesar de que su cine no está hecho para todas las sensibilidades y puede herir más de una. No obstante, su talante provocador deja tocado a todo el patio de butacas, ya que en el festival de Toronto obtuvo el Premio del Público.

‘Titane’ (2021) es sexo, violencia y adrenalina. Es puro morbo y repulsión. Genéricamente hablando, se escora hacia el terror corporal o ‘body-horror’ y tiene como película de cabecera a uno de los títulos más polémicos en la filmografía de David Cronenberg, como es ‘Crash’ (1996), según la novela de J. G. Ballard.
 
Igual que aquella la relación íntima entre las personas y las máquinas, entre quienes conducen y sus coches, se establece a través de un amasijo de hierros retorcidos y carne desgarrada de forma sangrienta. La protagonsita sufre un grave accidente de tráfico, a resultas del cual le implantan en el hueso temporal de su cráneo una placa de titanio, pero al salir del hospital lo primero que hace es besar su coche. De hecho, quiere a ese vehículo más que a ningún ser humano, y su trabajo consiste en bailar sensualmente sobre el capó de un último modelo en las ferias del salón del automovíl. Sin embago, Alexia sufre una transformación física y se cambia el nombre por el de Adrien, el hijo desaparecido de un maduro bombero, interpretado por Vincent Lindon, y con el que le une un vínculo artificial parecido a lo paternofilial.