Ainara Lertxundi
GARAren edizio taldeko kidea / Miembro del equipo de edición de GARA

‘Contracciones’, teatro por el derecho a la identidad

Hace casi ocho años, en agosto de 2014, Estela Barnes de Carlotto, de visita en Euskal Herria, supo quién era su nieto. Aún quedan otros 300 por encontrar. Estas identidades robadas por una feroz dictadura cívico-militar vertebran la obra de teatro ‘Contracciones’, representada el jueves en Bilbo.

Marta Betoldi, autora y actriz de la obra de teatro «Contracciones», junto a la actriz Laura Azcurra en uno de los camerinos del Teatro Campos Elíseos de Bilbo el jueves.
Marta Betoldi, autora y actriz de la obra de teatro «Contracciones», junto a la actriz Laura Azcurra en uno de los camerinos del Teatro Campos Elíseos de Bilbo el jueves. (Monika del Valle | FOKU)

Dos columpios, cantos de niños, dos mujeres embarazadas en dos épocas diferentes. Andrea, en plena dictadura argentina, en un centro clandestino de detención, Laura, dos décadas después. Dos monólogos, dos diarios íntimos escritos a esos hijos que están por nacer, van desgranando a través de un lenguaje poético e íntimo el robo de bebés nacidos durante la detención de sus madres y la usurpación posterior de su identidad.

Esa es la puesta en escena de la obra ‘Contracciones’, representada en el Teatro Campos Elíseos de Bilbo el jueves 24 de marzo, aniversario del golpe de Estado cívico-militar en Argentina. Memoria, identidad y arte se dieron la mano en presencia de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Barnes de Carlotto, quien estuvo acompañada por su nieto, Ignacio Montoya Carlotto, y dos de sus hijos en un emotivo acto organizado por Sabino Arana Fundazioa.

«Son ya 46 años de caminar. El 24 de marzo de 1976 es una fecha tremenda para los argentinos, el día de la usurpación del poder político por militares y civiles cómplices. Antes ya había una banda fascista, la Triple A, que asesinaba, sobre todo, a sindicalistas. Fue el anuncio del plan siniestro que se nos venía. Hemos recuperado a 130 nietos, nos faltan otros 300. ¿Dónde están?», se preguntó Estela de Carlotto, quien en 2014 recibió la llamada de la jueza María Servini de Cubría informándole del hallazgo del nieto al que había buscado durante 36 años.

En su búsqueda, las Abuelas se convirtieron en «espías», en detectives, lograron a mediados de los 80 la formulación de un índice de abuelidad, que establece la posibilidad de parentesco entre un nieto y sus abuelos a partir del análisis del material genético, dando paso al primer Banco Nacional de Datos Genéticos. También han impulsado la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI) y con cada nieto que buscan confeccionan un archivo biográfico familiar, «una caja con fotos, cartas, con cosas de los padres… que les entregamos cuando los encontramos para que sepan quiénes son. Animo a quienes tengan más de 40 años y tengan dudas sobre su identidad a que se acerquen a Abuelas, les espera la libertad», subrayó.

No hay vía que no hayan explorado para llegar a esos bebés y niños, hoy ya adultos. En ese camino, el aporte del mundo artístico es otra pieza fundamental. En el año 2000 impulsaron Teatro X la Identidad, en el que se encuadra «Contracciones», obra escrita e interpretada por la actriz y dramaturga argentina Marta Betoldi, junto a Laura Azcurra. Estrenada en 2001, ha sido traducida al francés, al inglés y al italiano y ha recorrido varias ciudades europeas. En 2021, veinte años después de su estreno, volvieron a representarla en Buenos Aires con motivo del 45 aniversario del golpe.

«Una acción de muerte frente a una acción que da vida»

El título representa «las contracciones propias de un parto» y simboliza «la metáfora de una acción de muerte frente a una acción que da vida y el encuentro de los nietos. La mayor contra-acción a una acción tan violenta es la de encontrar con vida a estos nietos», explica a GARA Betoldi en uno de los camerinos del Teatro Campos Elíseos mientras se prepara con Azcurra para interpretar a Andrea, una detenida-embarazada en un centro clandestino en 1976 y quien, sentada simbólicamente en un columpio, escribe un diario a esa hija que está por nacer y a quien la dictadura robará su identidad. En paralelo, sentada en otro columpio y en otra época, año 2000, Azcurra da vida a Laura, quien, desde sus dudas sobre sus orígenes, le escribe a esa futura hija.

Cuando Betoldi escribió esta obra estaba en la comisión directiva de Teatro X la Identidad. Era actriz, no autora. El punto de partida, de inspiración, fue el testimonio de Juliana García en la película-documental ‘Botín de guerra’, dirigida en 2000 por David Blaustein. En ella lee una carta que su padre le escribió cuando supieron del embarazo. Después de 32 años de búsqueda, en 2009, García, quien ha acompañado a Betoldi y Azcurra en este viaje a Euskal Herria, encontró a su hermana nacida en cautiverio y apropiada.

El testimonio de Juliana García, fuente de inspiración

«Vi el testimonio de Juliana, volví a casa y empecé a escribir desde las diez de la noche hasta las siete de la mañana casi de un tirón», recuerda Betoldi. Detrás había un arduo trabajo de investigación y muchas horas en la sede de las Abuelas.

«Los diarios de Andrea y Laura van interactuando poéticamente a lo largo de toda la obra hasta que en un momento se cruzan. Yo acababa de parir a mi segundo hijo y sentía que el embarazo había sido un tema que interpelaba mucho a mi vínculo con mi madre y mi mundo uterino-femenino. Suponía que una mujer con una distorsión respecto a su verdadera historia genética y biológica y en un momento como es un embarazo podría albergar dudas sobre su identidad. Desde ese lugar escribí el personaje de Laura. El de Andrea tiene que ver con lo que yo, con la maternidad tan latente, suponía que me podía pasar en una situación similar. Está escrita desde una perspectiva absolutamente humana y materno-filial. Es una obra de vida. Mi personaje está feliz con su embarazo. Por supuesto, tiene momentos de crisis cuando la detienen, cuando la interrogan, cuando está en cautiverio pero la gestación es lo que la mantiene con vida. Ese vínculo tan estrecho con sus panzas está latente en los testimonios que recopilamos de compañeros que habían estado detenidos con embarazadas», señala.

«No es un problema de las Abuelas, de los hermanos que buscan»

«Esto no es un problema de las Abuelas, de los hermanos o padres que buscan. Todos nos tenemos que hacer cargo de esto y como teatristas tenemos una función social», añade.

«Cada vez que tocamos esta temática nos angustia, nos produce bronca, pero también nos inspira y nos da esperanza. Es un tema muy profundo para los argentinos. Como actrices estamos usando nuestra capacidad actoral para contar esa parte de nuestra historia y debatir no solo con la esperanza de que alguien en la platea tenga dudas y se acerque a Abuelas, sino para poner en la agenda esta temática. Si bien todos conocemos esos años oscuros, hay que seguir informando a las nuevas generaciones», explica Azcurra.

Una emotiva visita a Gernika

Antes de subirse al escenario, por la mañana acompañaron a Estela Barnes de Carlotto a Gernika, una visita «muy movilizadora. Es imposible no estar a flor de piel: con la obra, con el aniversario del golpe, con los testimonios que hemos escuchado y la memoria silenciada...».