La demanda contra Sergio Moro fue presentada por el Partido de los Trabajadores (PT) el pasado 27 de abril ante un tribunal federal de Brasil, pero no ha sido hasta ahora cuando el juez Charles Renaud Frazão de Morais ha ordenado su comparecencia en el proceso como imputado, según ha informado este martes el diario ‘Folha de S.Paulo’.

El PT solicita que Moro haga frente a las pérdidas que provocó a la economía brasileña durante la etapa como juez principal de la operación Lava Jato, una actuación que el Supremo estipuló que había sido parcial, anulando el caso de corrupción contra Luiz Inácio Lula da Silva de 2017.

Lula, líder del PT, fue presidente de Brasil entre 2003 y 2010, mientras que Moro llegó a ejercer como ministro de Justicia del actual mandatario, Jair Bolsonaro.

La demanda presentada por los diputados del PT Rui Falcão, Erika Kokay, Natália Bonavides, José Guimarães y Paulo Pimenta (PT-RS) señala que Moro utilizó «la mayor empresa brasileña, Petrobras, como mero instrumento para encubrir sus intereses personales», afectando así «a toda la cadena productiva y mercantil», en especial al sector de petróleo y gas.

Moro intenta dividir la fórmula Lula-Alckim

Por su parte, Moro ha emitido una nota en la que ha calificado la demanda de «irrisoria» y ha señalado que la decisión del juez de citarle «no implica ningún juicio de valor sobre la acción».

Ha añadido que «todo el mundo sabe que lo que daña a la economía es la corrupción y no combatirla», parafraseando a quien será el candidato a vicepresidente en la nueva fórmula presidencial de Lula, Geraldo Alckmin.

«En 2022, el PT quiere, como dijo Geraldo Alckmin, no solo volver a la escena del crimen, sino también culpar a los que se opusieron a los esquemas de corrupción de su era», ha manifestado Moro.

Alckim es el líder del PSDB, un partido de centro-derecha, y fue rival de Lula en las elecciones presidenciales de 2006. Fue gobernador de Sao Paulo de 2011 a 2018.