Aritz Intxusta
Redactor de actualidad

El alargado mástil del alcalde Maya

Si no hubiera nacionalistas en esta ciudad y gente que coreara como el Evangelio las letras de Barricada, esa bandera jamás se izaría.

Maya ha frenado, de momento, la comisión informativa sobre el uso partidista de NA+ de recursos municipales.
Maya ha frenado, de momento, la comisión informativa sobre el uso partidista de NA+ de recursos municipales. (Eduardo SANZ/EUROPA PRESS)

La bandera de Nafarroa que el alcalde va a colgar en la Plaza de los Fueros tiene las dimensiones de un frontis tumbado. Casi clava las del Labrit, de hecho: 12 x 8 metros. Espero que hayan hecho bien las cuentas de semejante vela, que aquí el cierzo pega y me da que, al final, nos reímos y un bloque de la Avenida Zaragoza acaba con pañuelico rojo. Durabilidad antes de ajarse tras cuatro ventoleras, desde luego, le veo poca a esa tela si no la han tejido con kevlar.

El mástil de Maya tendrá 30 metros, acorde con los aguacates del alcalde para gastarse los 100.000 euros en el banderón. No cabe mayor crítica que la de subrayar la absoluta innecesariedad de tamaña exaltación de ¿navarridad?, ¿navarror?, ¿gañanismo? Falta aquí urgentemente terminología específica, pues la fuerza que impele a idas de olla semejantes (poner una bandera con un mástil de 30 metros es una ida de olla) sí que es trascendente en la escena pública navarra.

Por mucho que se esfuerce en parecerlo, el alcalde de Iruñea no es imbécil y el conjunto de su partido tampoco. Alguna fuerza o algún mal aire les empuja a comportarse tan marcadamente como tales. Yo creo que es una suerte de venganza eterna contra ti, contra la persona que me está leyendo.

Pienso que el verdadero motivo de colocar la bandera es ser consciente de que, como mínimo, a un tercio de la ciudad no le va a sentar bien. Si no hubiera nacionalistas en esta ciudad y gente que coreara como el Evangelio las letras de Barricada, esa bandera jamás se izaría.

A futuro, la bandera ahorrará explicaciones a foráneos, pues retrata estupendamente a quienes han decidido ponerla. Su infantilismo provoca que haya que ser muy de UPN para defenderla. Y eso es maravilloso.

El necesario arrinconamiento de la derecha y la ultraderecha no solo va a venir de los aciertos de quienes se oponen, también de los errores que cometa.

Riámonos, pues, estos sanfermines del alargado mástil de Maya. Ya lo quitaremos luego. Tenemos al viento a favor.