AFP

Nadia Nadim, de heroína a figura controvertida

La futbolista, que llegó a Dinamarca huyendo de los talibanes cuando solo tenía doce años, ejerce de embajadora del Mundial de Qatar, lo que ha generado grandes críticas.

Nadia Nadim disputó los últimos minutos del encuentro entre Dinamarca y Alemania del pasado viernes.
Nadia Nadim disputó los últimos minutos del encuentro entre Dinamarca y Alemania del pasado viernes. (Justin Tallis | AFP)

Nadia Nadim es un ejemplo de superación. Asesinado su padre por los talibanes, huyó de Afganistán junto a su madre y sus cuatro hermanas, cuando solo tenía doce años, y tras un largo periplo llegó a Dinamarca, donde se afincó con su familia. Allí comenzó a jugar a fútbol para iniciar otra aventura muy diferente que le ha llevado a militar en las mejores Ligas del mundo y hacerse un hueco en la selección danesa. Licenciada en Medicina, políglota y siempre implicada en causas sociales a las que ha prestado voz e imagen, se ha convertido en un símbolo para niñas y mujeres, muchas de las cuales no entienden ahora la decisión de Nadim de convertirse en embajadora del Mundial de Qatar, un país en el que no se respetan los derechos de las mujeres, los emigrantes y las minorías ni la diversidad sexual.

La propia Federacion danesa encabezó una iniciativa internacional que pretendía presionar al emirato, en el marco del Mundial, para obtener garantías en materia de derechos humanos y LGBT.

La controversia, que ya le ha costado perder su status de embajadora de una ONG danesa de ayuda a los refugiados, llegó a poner en duda la presencia de Nadim en la convocatoria de su selección para la Eurocopa. «Se ha vuelto muy impopular por su decisión y una figura que ahora divide», reconoció su seleccionador Lars Sondergaard al hacer púbica la lista de convocadas para Inglaterra. «Ha sido elegida simplemente por razones deportivas», añadió.

Su compatriota y gran estrella del equipo danés Pernille Harder, estandarte de la lucha por los derechos LGBT, no ha querido ahondar en la polémica. Protagonista de una fotografía que dio la vuelta al mundo en el último Mundial, en la que besaba a su pareja, la sueca Magdalena Eriksson, a la que había ido a animar desde la grada, Harder asegura que «yo habría tomado otra decisión. Cada uno es dueño de sus elecciones y lo único que puedo decir es que mi decisión habría sido otra».

La propia Nadim ha hablado al respecto. En una rueda de prensa previa a la Eurocopa, evocó sus orígenes y su trayectoria para justificar su decisión, «obvia» según sus propias palabras. «Nací en la regió y sé cuál es la situación, también para las mujeres», aseguró. «Toda mi vida he utilizado el fútbol coo un altavoz. Es lo que hice cuando tenía 19 años y jugaba en el gueto de Rosenhoj y ahora es igual, sólo que el altavoz es más grande», dijo, en una explicación que no convenció a sus detractores.

Lo cierto es que son numerosos los futbolistas que ejercen de embajadores del Mundial de Catar. Un papel al que se han prestado Zinédine Zidane, Xavi Hernández o Samuel Eto’o, que tampoco se han librado de las críticas.

Se temía la reacción de la afición danesa tras la decisión de Nadim aunque finalmente fue recibida con aplausos durante el amistoso que enfrentó a su selección con Brasil el pasado 24 de junio. Un partido histórico al tratarse de la primera vez que el equipo femenino de Dinamarca, que habitualmente juega en un pequeño estadio de Viborg, jugaba en el Parken, estadio nacional y sede habitual de la selección masculina.

Conforme se acercaba la Eurocopa, el equipo ha intentado rebajar la presión y la propia Nadim y Pernille Harder han querido aclarar públicamente que no existen problemas entre ellas. La primera, de hecho, aseguró que luchará para que su compañera pueda besar públicamente a su pareja también en Catar. Parece complicado, teniendo en cuenta las advertencias realizadas recientemente por el presidente del comité organizador Nasser Al-Kather, recordando que la homosexualidad y las relaciones extramatrimoniales son ilegales en el emirato y conllevan incluso penas de cárcel.