Koldo Landaluze
Especialista en cine y series de televisión

'La mamá y la puta', la primera y última obra maestra de Jean Eustache regresa del olvido

Jean Eustache logró el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes en 1973 con ’La mamá y la puta’. Desde entonces, seguir su rastro se convirtió en una tarea imposible y a pesar de ser considerada una obra de culto. Cincuenta años después, regresa en una copia remasterizada.

Cuentan las crónicas que Ingrid Bergman -presidenta del Jurado del Festival de Cannes en 1973- se empleó a fondo para impedir que ‘La mamá y la puta’ se alzara con la Palma de Oro. También se sabe que el crítico de cine y ensayista Gilles Jacob la consideró literalmente «una película de mierda».

El caso es que la primera película larga del guionista, montador y director Jean Eustache sería considerada con el paso del tiempo por algunos expertos como como la mejor de sus doce filmes en distintos formatos que pudo rodar antes de su suicidio, ocurrido en 1981 y una semana antes de cumplir cuarenta tres años.

‘La mamá y la puta’ es una pieza referencial a la hora de abordar los tiempos posteriores a la nouvelle vague y su ruta se perdió en el olvido, tan solo se supo que existía una copia japonesa en formato CD y otra en celuloide en muy mal estado.

Un triángulo sentimental

En lo relativo a qué nos contó Eustache, Jean-Pierre Léaud -álter ego de François Truffaut en algunos de sus filmes- es un burgués de clase media que no tiene ninguna ocupación concreta. No estudia ni trabaja y pasa el tiempo en cafés y alternando su amistad con un amigo escultor, Jacques Renard, y varias mujeres.

Entre sus distintas relaciones figuran dos jóvenes muy diferentes de personalidad. Su novia -encarnada por Bernadette Lafont- es una mujer aparentemente segura de sí misma que trabaja en una boutique y vive a su manera la relación marcada por la iniciativa sentimental del protagonista. El tercer vértice del triángulo, la enfermera Veronika -Françoise Lebrun- de la que se enamora a su manera, es más joven y le gusta alternar diferentes relaciones con otros hombres.

El título original, ‘La maman et la putain’, simboliza a estas dos mujeres, la maternal y la liberada sexualmente y en medio de estas dos mujeres, oscilando como un péndulo, asoma la presencia del inestable protagonista.

Según explicó Eustache, «la película desemboca en el asco. Ése es el balance final de la película y de la vida. Que no me hablen de ‘nota de esperanza’ en el final. Para mí, el monólogo de Veronika es una impostura» y dijo que la idea del filme surgió de un desencanto sentimental y «en lugar de hundirme en mis problemas, intenté liberarme de ellos haciendo una película sobre todo ello». 

Cincuenta años después, este título ha sido restaurado con tecnología 4K y fue reestrenado tras en la última edición de Cannes. Ahora, la plataforma Filmin emite en exclusiva esta película salpìcada de monólogos sentimentales y existenciales que tuvieron un gran calado en su época, antes de caer en el olvido.