La jefe de filas de la France Insoumise (FI), Mathilde Panot, justifica la elección de las propuestas de ley que defenderá, el jueves 24 de noviembre, su grupo en la Asamblea Nacional francesa explicando que las mismas «dan una imagen de lo que queremos ser, los diputados del pueblo».

Sin embargo, las opciones de que alguna de esa docena de iniciativas sea aprobada son más bien limitadas, a la vista de la correlación de fuerzas en el Hemiciclo.

La propuesta estrella debería ser la iniciativa para blindar el derecho a la interrupción del embarazo, introduciéndolo en la Constitución.

Sin embargo, las doscientas enmiendas presentadas, principalmente por diputados de Les Républicains (LR) y de la ultraderechista Rassemblement National (RN), podrían dificultar el voto.

La mayoría presidencial se ha apresurado a recordar que ya registró una propuesta al respecto que, en opinión del macronismo, ofrecería mayor garantía jurídica.

LREM aprobó, con desgana, la iniciativa de la izquierda en la comisión de leyes, lo que otorgó una primera victoria a FI, que no le da la garantía completa de éxito, ya que una iniciativa precedente de la izquierda ya encalló en el Senado, con mayoría de derecha.

La FI denuncia ya las maniobras para obstaculizar el debate sobre esa y otras cuestiones que preocupan a la sociedad.

El filibusterismo en este caso tiene el viento a favor, ya que el reglamento fija que, se vote o no, esa sesión especial, consagrada a hablar de lo que quiera la minoría, concluirá a las doce de la noche.

Tradición frente a defensa animalista

La propuesta sobre la constitucionalización del derecho al aborto promete calentar el debate, y la iniciativa de subir el salario mínimo interprofesional a 1.600 euros debería servir a FI para poner a prueba el «discurso populista» de la ultraderecha.

Sin embargo, ha sido otra propuesta de ley, la que firma el diputado Aymeric Caron, la que ha calentado más los prolegómenos de la sesión parlamentaria.

Ha acaparado nada más y nada menos que 500 enmiendas. Se trata de la propuesta de prohibir las corridas de toros.

Pese a que las encuestas hablan de que un 80% de los ciudadanos franceses secundarían la prohibición de las corridas, la iniciativa no ha contado con apoyo suficiente en la comisión de leyes, tras unir sus votos los macronistas y la derecha, con lo que no cuenta apenas con opciones de salir adelante en el plenario.

Movilizaciones en Baiona

En vísperas de ese debate se ha producido todo un duelo de opiniones enfrentadas, en medios de comunicación, pero también de protestas, de uno y otro signo, a pie de calle, por lo habitual en localidades como Dax, Nîmes, Arles... o Baiona.

El sábado, en la capital labortana, se celebraron dos movilizaciones de diferente signo.

El alcalde de Iruñea, Enrique Maya, acudió a la concentración contra la prohibición de las corridas taurinas convocada ante el Ayuntamiento y que congregó a varios centenares de personas, de aficionados o toreros, para defender la continuidad de las corridas por «su anclaje y tradición» en la localidad.

Otra concentración, menos concurrida, sirvió a los grupos animalistas para denunciar, en Jacques Portes, la «barbarie» y secundar, de paso, la nueva iniciativa legislativa para poner coto a los «festejos taurinos» en el Hexágono, una propuesta que parece abocada al fracaso.

Los electos en distritos vascos, la angeluarra Florence Lasserre, el kanboarra Vincent Bru y el bearnés, Iñaki Echaniz, este último electo en la cuarta circunscripción, la llamada vasco-bearnesa, han adelantado que no votarán por la abolición.

Los dos primeros, centristas, apoyan a la mayoría presidencial, mientras que el socialista Echaniz forma parte de la coalición Nupes, al igual que FI, impulsora de la iniciativa.

Pese a las escasas opciones de que la demanda de abolición de las corridas de toros prospere, su promotor, Aymeric Caron, promete seguir en la batalla, sin descartar que, si como se espera, decae su iniciativa, se pueda poner en marcha otra, que preconizaría una consulta popular.