Koldo Landaluze
Especialista en cine y series de televisión

Mel Gibson rodará la secuela de ‘La Pasión’, ‘The Passion of the Christ: Resurrection’

Hace casi 20 años, Mel Gibson convulsionó el panorama cinematográfico con un filme rotundo y de gran impacto emocional, ‘La Pasión de Cristo’. Finalmente, el autraliano volverá a ponerse detrás de la cámara para rodar su secuela, ‘The Passion of the Christ: Resurrection’.

Maia Morgenstern y Jim Caviezel en 'La Pasión de Cristo'
Maia Morgenstern y Jim Caviezel en 'La Pasión de Cristo' (ICON PRODUCTIONS)

Más allá de su evidente trasfondo religioso, lo que el actor, productor y cineasta australiano consiguió con ‘La Pasión de Cristo’ es una obra profundamente comprometida y visceral, con el propio significado de lo que implicó la supuesta Pasión sufrida por Jesucristo.

La coherente literalidad de Gibson también se vio reforzada por una extraña sensación de reminiscencias espirituales y, sobre todo, una poderosa fuerza visual.

Un ejercicio cinematográfico y conmovedor que retó a todos los creyentes y a la propia Industria, debido a que fue rodada en latín y arameo. A pesar de ello, consiguió ser una de las películas más taquilleras de todos los tiempos: a finales del 2008 figuraba en el puesto número 12º con mayor recaudación en Estados Unidos, donde cosechó 370 millones de dólares. En el resto del mundo sumó 240 millones de dólares.

Pasado el tiempo, el propio Gibson ha confirmado que la secuela de su epopeya bíblica comenzará a filmarse este mismo año, durante la próxima primavera. Al parecer, dicha secuela llevará por título ‘The Passion of the Christ: Resurrection’ y volverá a contar como protagonista con Jim Caviezel.

Escrita por Benedict Fitzgerald junto con el propio Gibson, la cinta original estuvo protagonizada por Jim Caviezel como Jesús, Maia Morgenstern como María y Monica Bellucci como María Magdalena.

‘La Pasión’, un filme a contracorriente

Mel Gibson fue quien llevó a cabo la más compleja y difícil plasmación en imágenes del último y definitivo capítulo vital de Jesucristo. Difícilmente superable, esta obra mayor se limitó a poner en imágenes todo aquello que han pregonado los Evangelios pero que nadie en el medio cinematográfico tuvo las agallas suficientes para dotarlas de literalidad visual.

En ‘La Pasión’ de Gibson no hay margen para lecturas filosóficas o teológicas, es la simple y brutal escenificación de un sacrificio que ni siquiera fue del agrado de amplios sectores católicos que no podían soportar la visión de su idolatrado Jesucristo convertido en un auténtico guiñapo humano por culpa de la constante sucesión de torturas y vejaciones a las que supuestamente fue sometido.

La declaración principios del cineasta y actor australiano fue tajante cuando sentenció «quería que la gente se estremeciera y también quise ser extremo. Quería llevar a la gente a la cima para que, desde allí, vieran la inmensidad de su sacrificio, cómo alguien puede dar amor y perdón, a pesar del dolor extremo».

Dicho y hecho, Gibson se empleó a fondo a la hora de poner en escena una obra monumental en la que el dolor físico adquiere una dimensión extrema y dentro de una literalidad que abruma por el poderío de un encadenado de escenas que adquieren su mayor punto de eclosión en los instantes en los que  Jesucristo –interpretado por un entregado e igual de ultracatólico que Gibson, Jim Caviezel– se asoma por las callejas de Jerusalén portando su cruz y siendo observado por su desconsolada madre –Maia Morgenstern– y María Magdalena –Monica Bellucci–.

Gibson aportó una dimensión extrema e inherente a un discurso religioso inmovilista y poco acostumbrado a ser alterado.