
En junio del año pasado, BSH Eskirotz, dedicada a la fabricación de frigoríficos y lavavajillas de marcas como Bosch, Balay y Siemens, llegó a un preacuerdo –rechazado por la plantilla en referéndum– con la mayoría del comité.
En otoño empezó la negociación del nuevo convenio colectivo. A día de hoy, sin embargo, los trabajadores consideran que la empresa «ha mantenido una actitud no solo inmovilista, sino que ha involucionado en sus propuestas».
Es por eso que varios trabajadores han llevado a cabo una concentración en el exterior de la fábrica este martes al mediodía, seguida de una rueda de prensa.
En dicha comparecencia de prensa, han expuesto los «esfuerzos» de la plantilla, después de más de una década de congelación salarial, un ERTE por fuerza mayor por covid «impuesto sin compensación económica alguna», años «récord» de facturaciones «históricas», consideran que los salarios «deben ir en sintonía con los buenos resultados empresariales materializandose en un convenio colectivo digno».
Por ello, y «con el fin de que este conflicto no se recrudezca, exigimos un cambio en la voluntad negociadora de la dirección, para alcanzar un acuerdo en esta coyuntura tan complicada y difícil para todos», han zanjado..

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