Isidro Esnaola
Iritzi saileko erredaktorea, ekonomian espezializatua / redactor de opinión, especializado en economía

A pesar de las apariencias, la economía no crece

Los responsables económicos de la CAV y Nafarroa han valorado positivamente los datos de crecimiento del PIB, pero intencionadamente no han hecho mención a la inflación que muestra un panorama totalmente diferente.

La inflación da mucho que pensar
La inflación da mucho que pensar (Marisol RAMIREZ | FOKU)

Las estadísticas pueden servir para demostrar una postura o la contraria, ya se sabe. Que los políticos usan las estadísticas sin el mínimo rigor es también algo conocido. Lo que sorprende algo más es que nadie ponga en cuestión ese uso tan burdo que tan a menudo se hace de las cifras.

El más reciente ejemplo lo hemos tenido con los datos del producto interior bruto (PIB) de 2022. Primero fue el Eustat quien informó de que la economía de la CAV había crecido un 4,3% en 2022 y que el empleo había subido un 3,1%. El consejero de Economía y Hacienda de Lakua, Pedro Azpiazu, valoró el dato como «positivo» y auguró una revisión al alza de las previsiones económicas para 2023.

Después llegó la consejera de Economía y Hacienda navarra, Elma Saiz, la que anunció que el PIB de Nafarroa cerró 2022 con un incremento también del 4,3%, lo que para la consejera supone un final de año más favorable de lo previsto y que además «aleja las perspectivas de una recesión». Las cifras dejan buenas vibraciones para los responsables autonómicos de economía.

Nadie pone en duda que el PIB haya crecido un 4,3% en ambos territorios; sin embargo, en la actual coyuntura, que se caracteriza por el alza disparada de los precios, lo lógico sería que se tuviera en cuenta la inflación para valorar esas cifras con algo más de base. Con un ejemplo se ve todo más claramente.

Si un país vende 1.000 panes a un euro, tiene un “PIB” de 1.000 euros. Si al año siguiente cobra 1.040 euros, habrá crecido un 4%. Sin embargo, si el precio del pan ha subido a 1,06 euros la barra, la realidad es que habrá producido 981 panes.

Supongamos que la economía de un país produce 1.000 panes en un año y que cada uno cuesta un euro. El producto interior bruto de ese país será de mil euros. Bien. Si el año siguiente el PIB alcanza los 1.040 euros, habrá crecido un 4% con respecto al año anterior. Hasta aquí todo está claro. Ahora bien, si el precio de cada pan ha subido, por ejemplo, de 1 euro a 1,06, el producto interior bruto, si se hubieran producido la misma cantidad de panes –es decir, 1.000–, debería haber sido de 1.060 euros. Sin embargo, se ha contabilizado una producción menor, de 1.040 euros. Eso quiere decir que no se han producido 1.000 panes como el año anterior, sino unos cuantos menos. Concretamente, 19 menos. Es decir, los 1.040 euros de PIB corresponden a 981 panes. Menos panes, eso sí, más caros.

De este modo, puede ocurrir que el producto interior bruto medido en dinero crezca porque han subido los precios, pero que disminuya en mercancías producidas. Esta es precisamente la situación que reflejan esas cifras «positivas» que tanto entusiasmo despiertan en los responsables económicos. La realidad es que las cifras de crecimiento del PIB no invitan al optimismo, sino todo lo contrario.

De este modo, si comparamos el crecimiento registrado en ambos territorios con los datos de inflación de 2022, el panorama es bastante más precario. La inflación en ambos casos ha sido superior al crecimiento registrado. En la CAV ha sido del 5,4% y en Nafarroa del 6,4%, por encima del 4,3% de crecimiento del PIB. Durante 2022, lo que ha subido han sido los precios, no la producción de la economía.

Pérdida de empleo

Esa precaria situación económica la corroboran los datos sobre el empleo. No está claro en base a qué referencia, Eustat informó de que el empleo había subido en la CAV un 3,1% en 2022. Los datos del INE sobre el empleo en Hego Euskal Herria, sin embargo, dejan otra fotografía bastante diferente. En 2022 se han perdido 2.500 puestos de trabajo y hay alrededor de 3.000 parados más.
Conviene apuntar además que la dinámica del empleo ha sido diferente en la CAV, donde se han perdido 7.700 puestos de trabajo, y en Nafarroa, donde se han contabilizado 5.200 nuevos puestos de trabajo, lo que hace una pérdida total de 2.500 empleos. Por otra parte, en ambos territorios el desempleo ha aumentado, en 1.900 personas y 1.100 respectivamente, lo que suma un total de 3.000 desempleados más. La economía no crece, el desempleo sí, y además se pierden puestos de trabajo.
Todos estos datos vienen a confirmar que la inflación está ofreciendo una fotografía trucada de la realidad: la de un crecimiento de la economía que no existe, por muy optimistas que sean las previsiones de los responsables políticos. No hay que olvidar que estamos en año electoral.