Cristina Ibarrola y una Iruñea mediterránea... de Catering

Cristina Ibarrola, durante un pleno del Parlamento de Nafarroa.
Cristina Ibarrola, durante un pleno del Parlamento de Nafarroa. (Jagoba MANTEROLA/FOKU)

Abrir el buzón de casa es encontrarse únicamente facturas y publicidad. Pero llegan las elecciones y a esa raquítica oferta se ha sumado la propaganda de los partidos. Junto a un folleto con jugosos precios de tentadoras pizzas, recientemente me encontré una pequeña revista desde cuya portada me sonreía la candidata de UPN al Ayuntamiento de Iruñea, Cristina Ibarrola.

Ese gesto tan amable me descolocó, ya que en el Parlamento siempre la he visto esta legislatura con el rostro enfurruñado y echando espumarajos por la boca al hablar sobre la sanidad navarra. Entonces, ¿existe otra Cristina?

Repasando el folleto regionalista encontré un perfil de la candidata. Resulta que practica kickboxing, algo que le vendrá bien para canalizar tanta rabia y evitarse una úlcera sangrante.

Además, reconoce que su conocimiento sobre la ciudad que aspira a gobernar es «muy normal, como el 90% de la gente». La verdad es que en sus intervenciones deja claro que lo que se cuece en Iruñea no es precisamente su fuerte, pero se agradece ese alarde de sinceridad en plena campaña y más siendo cabeza de lista.

Sin embargo, la guinda estaba por llegar. En otros momentos, afirma que «la gestión es lo mío desde que aparqué mi faceta de médico asistencial» y asegura, poniéndose intensa, que «nos hemos deshumanizado como sociedad. Nada nos conmueve».

Leyendo esos comentarios, me he acordado de su etapa como directora general de Salud con Barcina, cuando UPN privatizó las cocinas de los hospitales en beneficio de Mediterránea de Catering y la sanidad navarra abría informativos con tortillas verdes, habas que rebotaban contra el suelo y yogures hirviendo.

Si siendo médica de profesión, permitió desde su elevado puesto en el Gobierno navarro ese menú para personas convalecientes, suscribo lo que dice sobre que la sociedad se ha deshumanizado. Está claro que a Ibarrola nada le conmovía, puesto que solo el cambio de Ejecutivo puso fin al draconiano menú que soportaban los enfermos. Y si, como asegura, la gestión es su fuerte, como alcance la Alcaldía, habrá que prepararse para una Iruñea mediterránea... de Catering.