NAIZ

Expulsados de Angelu, los nómadas y sus caravanas se instalan en un terreno de Arbona

Cada verano la llegada de decenas de caravanas que se instalan con dificultades crecientes ante la aplicación restrictiva de las normas de acogida que amparan a las «gentes viajeras» o pueblo Rom suscita controversia. De Angelu a Arbona, la campaña de expulsiones ha comenzado.

Las caravanas saliendo del terreno deportivo de Girouette, en Angelu.
Las caravanas saliendo del terreno deportivo de Girouette, en Angelu. (Patxi BELTZAIZ)

La Prefectura de Pirineos Atlánticos, atendiendo a las quejas del Ayuntamiento de Angelu, procedía entre el lunes y el martes a la primera expulsión de «gentes nómadas», categoría que se aplica, por lo general, a los Rom o gitanos, a quienes la ley francesa protege desde la II Guerra Mundial, dado que ese pueblo pagó un alto precio durante el Holocausto nazi.

La ley es taxativa a la hora de regular la obligación de acogida, señalando a las municipalidades, en función de su tamaño, normas para establecer terrenos adecuados a esa estancia temporal. Son por norma habitual de corta duración, al vincularse a encuentros familiares o religiosos, o bien al trabajo de los miembros de la comunidad en ferias o mercados ambulantes.

Sin embargo, desde hace años, la aplicación más restrictiva de ese marco legal, por una parte, y el hecho de que, de un tiempo a esta parte, en los meses estivales se concentren las ceremonias evangélicas a las que acuden muchas «gentes viajeras» –denominación que ahorra a las autoridades galas hablar de pueblo gitano– hace que se produzcan conflictos.

No quieren estar lejos de las ciudades ni de cualquier manera

Cuando consideran que las instalaciones no están bien situadas o no cumplen requisitos mínimos, las comunidades optan por acampar a sus anchas. Y ello desencadena la maquinaria de expulsión.

El primer conflicto reseñable de esta temporada estival llegaba a principios de semana tras la instalación de cerca de un centenar de caravanas en el terreno deportivo de Girouette en Angelu.

Tras la correspondiente denuncia del Ayuntamiento, la Prefectura lanzaba la orden de expulsión. Y los nómadas tomaban a su vez una decisión, trasladando de antemano su campamento a un terreno privado de la vecina Arbona, cuyo dueño ya ha presentado denuncia, según informa 'Mediabask'.

Dos gendarmes y varios miembros de la Corporación municipal de Arbona presenciaban la instalación del centenar de caravanas, para lasque los bloques de cemento colocados por el dueño del terreno a raíz de la «acampada salvaje» del pasado verano no supusieron mayor obstáculo. Retiraron esos bloques y aparcaron las caravanas, sin más.

Una «donación para los necesitados» en Ziburu

La alcaldesa de Arbona, Marie-José Mialocq, ha trasladado la denuncia a la Mancomunidad Vasca que se escuda en que ya ha ofrecido a los «viajeros» un terreno, con agua y luz, que la institución entiende adaptado al uso requerido. Está situado en la localidad de Arrangoitze, a las puertas de Baiona.

Pequeño gran problema para la Mancomunidad: los «viajeros» no quieren instalarse en ese lugar, donde ya se negaron a acampar el año pasado.

Este tira y afloja que se repite cada verano suele dejar también capítulos curiosos.

Le ocurrió al alcalde de Ziburu, el abertzale Eneko Aldana, cuando en su primer año de mandato, 2020, debió capear con una de esas llegadas imprevistas.

El diálogo permitió serenar los ánimos, la estancia de las caravanas se ajustó en el tiempo, y, al parecer poco habituados al buen trato, los representantes de las «gentes de viaje» quisieron agradecer incluso monetariamente esa «actitud de respeto».

Desde el Consistorio se les aclaró que no debían nada. Antes de marchar insistieron en dejar una donación al municipio labortano «para los necesitados».