Isidro Esnaola
Iritzi saileko erredaktorea, ekonomian espezializatua / redactor de opinión, especializado en economía

Más restricciones a los chips y China sube la apuesta con el grafito

Las restricciones a la venta de chips a China han tenido como respuesta de Beijing la limitación a la exportación de grafito, un elemento que es clave para la fabricación de baterías para automóviles eléctricos. Una escalada que no hará sino aumentar los precios.

Puesto del fabricante chino de baterias CALB en la International Digital Products Expo de Fozhou (China)
Puesto del fabricante chino de baterias CALB en la International Digital Products Expo de Fozhou (China) (CALB | EUROPA PRESS)

El 20 de octubre el Gobierno chino decidió restringir la exportación de grafito a partir del 1 de diciembre. Beijing no suele dar muchas explicaciones sobre las resoluciones que adopta. No obstante, algunos analistas han relacionado inmediatamente esta medida con las nuevas restricciones aprobadas por el Gobierno estadounidense para la venta de chips a empresas chinas que entraron en vigor el pasado uno de octubre.

Es posible que la decisión esté motivada por las nuevas limitaciones al comercio de semiconductores, así lo advirtieron algunos analistas cuando Beijing tomó la decisión de restringir la exportación del galio y el germanio. Entonces un fabricante de chips interpretó la medida como un mensaje de que China podía devolver el golpe. Algún analista señaló ya entonces que si Beijing quería realmente hacer daño, el grafito era el material, ya que produce alrededor del 98% del grafito refinado, elemento clave para la fabricación de ánodos de baterías.

Estrategias alternativas

La decisión ha provocado nerviosismo. El presidente de la división de grafeno de Graphex Group declaró que veía la medida como «un catalizador potencial para mejorar el suministro de grafito a EEUU». Su grupo plantea abrir una instalación en Michigan que a finales de 2024 proporcionaría unas 10.000 toneladas de este elemento clave para las baterías. Una cantidad nada desdeñable. Cada vehículo eléctrico necesita entre 50 y 100 kg de grafito en su paquete de baterías, esto es, la producción de esa planta sería suficiente para construir entre 100.000 y 200.000 baterías, lejos del millón de automóviles eléctricos que ese fabrican anualmente en el mundo.

Reuters señala que las nuevas inversiones en EEUU y Europa pretenden desafiar el dominio chino centrándose en el desarrollo del grafito sintético, sin embargo, los expertos de la industria ya han dicho que será «una batalla cuesta arriba». El grafito sintético se fabrica con subproductos del refinado del petróleo, como el coque, que es mezclado con otros productos, como la brea y el alquitrán de hulla. La mixtura se compacta y posteriormente se calienta a temperaturas de hasta 2.500º que además hay que mantener durante varios meses. Requiere, por tanto, un importante gasto de energía que tendrá su correspondiente reflejo en el precio final.

El directo de operaciones de Vianode, una startup de grafito sintético noruega, Hans Erik Vatne, señaló que el grafito sintético es costoso, pero ese es el precio a pagar para reducir la dependencia de China. Y se preguntó: «¿Estamos nosotros, como consumidores, dispuestos a pagar más para tener materiales sostenibles en nuestras baterías?». Es difícil saberlo, en cualquier caso, un mayor precio de los coches eléctricos solo puede aumentar el creciente pesimismo sobre la falta de demanda para este tipo de vehículos.

Efecto en los precios

El grafito no cotiza en mercados organizados y, por tanto, es bastante complicado saber la influencia que ha tenido la medida del Ejecutivo chino en los precios. Nothern Graphite Corporation recoge datos de los grandes suministradores y explica que a si finales de los 80 el precio del grafito más demandado rondaba los 1.300 dólares por tonelada, en los 90 se desplomó hasta los 600-750 dólares debido a que los productores chinos colmaron el mercado con una gran oferta a bajo precio, en una estrategia que recuerda a la de las tierras raras. El efecto en el resto del mundo fue que durante ese período de abundancia a bajos precios, no hubo apenas exploración y no se invirtió en nuevas infraestructuras mineras.

Los precios no se recuperaron hasta 2005, y a partir de entonces comenzaron a crecer hasta alcanzar los 3.000 dólares por tonelada a principios de 2012. Aunque históricamente se ha usado en la industria del acero, en la actualidad las baterías de iones de litio ya suponen, según Nothern Graphite Corporation, el 50% de la demanda, que siguen creciendo rápidamente, a pesar de que la fabricación y venta de vehículos electrónicos ha sido más lenta de lo previsto.

Benchmark Mineral Intelligence estima que los principales fabricantes de automóviles han comprometido inversiones por más de 300.000 millones de dólares para desarrollar vehículos eléctricos y que hay más de 200 megafábricas de baterías de iones de litio. Estas factorías tienen capacidad para la producción de 3.000 gWh de baterías, lo que a su vez equivale a más de un millón de toneladas de nueva demanda anual de grafito para 2025. En resumen, la producción de grafito debería duplicarse rápidamente para satisfacer esta demanda. Por todo ello, y al margen de la decisión de Beijing, la perspectiva es que los precios del grafito crezcan de manera sostenida.

El silicio como sustituto

Otro material que se usa en los ánodos de las baterías es el silicio que proporciona mayor capacidad de carga y, por tanto, autonomía a los vehículos. Sin embargo, su empleo está limitado porque tiende a expandirse con el uso y termina inutilizan las baterías. En la actualidad solamente el 10% del ánodo es de silicio. A pesar de los inconvenientes, algunos fabricantes están trabajando para construir ánodos de silicio 100%.

En este sentido, el director ejecutivo de la empresa GDI (Graphenix Development Inc), Rob Anstey, declaró a Reuters que China lleva décadas de ventaja en el grafito y «es demasiado tarde para alcanzarla». A juicio del directivo, la clave ahora es empezar a trabajar «en la próxima generación de baterías y materiales».
 
China acumula materias primas

En este contexto de creciente hostilidad, el banco JP Morgan ha publicado un informe cuya principal conclusión es que China está comprando cantidades récord de materias primas. En toneladas, las importaciones mensuales mantienen una tendencia al alza desde 2022, tanto si se toman en cuenta una lista limitada de productos básicos que incluya alimentos, minerales, productos químicos, plásticos y caucho, madera y papel y metales básicos, como si se considera una lista más amplia con hierro, carbón, cobre, zinc, níquel, petróleo crudo, gas natural licuado, etc. El crecimiento medio entre enero y septiembre fue 17%, muy por encima del 3,1% que crecieron las importaciones en conjunto. Una demanda de materias primas que tampoco se corresponde con la actividad industrial, ya que entre febrero y septiembre, el índice manufacturero cayó, con lo que la actividad económica no explica este incremento de las compras en el exterior.

El informe apunta que el aumento de las importaciones puede deberse a un intento de completar inventarios para mitigar una caída previa o, en algún caso, un déficit interno de oferta, que parece ser el caso del carbón. Otra posible explicación es que China haya tomado la decisión de crear reservas estratégicas de materias primas para usos futuros por motivos de seguridad nacional. Los expertos de JP Morgan consideran que es posible que «ambos incentivos pueden haber coexistido».
 
¿Lo siguiente las tierras raras?

La semana pasada varias compañías que participan en la Asociación de Industrias de Tierras Raras plantearon la necesidad de elevar los precios de esos elementos clave para la fabricación de vehículos eléctricos con el fin de romper el dominio chino. Temen que los controles a la exportación se extiendan a esos elementos. Ramón Barua, director general de Aclara Resources, argumentó que el suministro occidental de tierras raras no se desarrollará si depende de los precios chinos. «Occidente podrá suministrar tierras raras, ambientalmente responsables y trazables, pero la estructura de costos es diferente a la de China, y por lo tanto, tienen un precio superior». El medio ambiente como coartada para subir los precios. Un argumento que no compran otros industriales. Badrinath Venturi, especialista de Grunfos, empresa danesa que fabrica bombas de agua con imanes de tierras raras, señaló que si alguien quiere cobrar más por su producto deberá demostrar que tiene méritos específicos para ello.

La ironía de todo esto es que China ha logrado una posición dominante en todas estas materias primas, precisamente haciendo lo que Occidente quería: bajando los precios. Ahora la guerra comercial de EEUU contra China a cuenta de los chips está dejando en evidencia la debilidad de aquellos que menospreciaron la industria.