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China copa el mercado de energía solar y afianza su dominio de las renovables

Con una cuota de mercado de hasta el 80%, el control de China de las cadenas de suministro de los paneles solares es abrumador. Ese liderazgo no se limita además al ámbito energético, y EEUU teme que lo utilice para incrementar su influencia geoestratégica.

Un parque solar chino diseñado con la figura de un oso panda.
Un parque solar chino diseñado con la figura de un oso panda. (TPG via ZUMA Press / dpa)

El dominio casi absoluto, prácticamente monopolístico en algunos eslabones, que China mantiene en la cadena de suministro de paneles solares han afianzado la posición de liderazgo del país asiático en el sector de las energías renovables, uno de los principales vectores económicos y un espacio estratégico que trasciende el ámbito de la economía.

Y es que según la Agencia Internacional de la Energía (IEA), China representa casi el 60% de la nueva capacidad renovable que se espera que entre en funcionamiento a nivel mundial para 2028. El dato es contundente; no es solo que esté en cabeza, es que no hay nadie que le haga sombra.

El 80% del mercado solar

Como se ha apuntado, esta posición de predominio se asienta en gran medida en el mercado de la energía solar, pues China controla aproximadamente el 80% de la cadena de suministro de paneles solares, una cifra relevante teniendo en cuenta que en 2023 la energía solar representó tres cuartos de las adiciones de capacidad renovable a nivel mundial.

El dato es más elocuente si se expresa en términos comparativos, en concreto con los otros dos principales polos económicos globales. Así, según ha compilado bruegel.org hasta 2022 la capacidad instalada total de China alcanzaba los 393 GW, casi el doble que los 205 GW de la Unión Europea y superando en más de tres veces los 113 GW de EEUU.

Asimismo, la web oilpri- ce.com explicaba recientemente que desde 2017 China ha mostrado una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) de aproximadamente el 25% en capacidad instalada de energía solar fotovoltaica (PV), mientras que Estados Unidos ha tenido una CAGR del 21% y la UE, de solo el 16%.

La tendencia, además, es clara, y a pesar de la eliminación progresiva de los subsidios en 2020 y 2021, la implementación de la energía solar PV en China se está acelerando. Se espera que el país alcance su objetivo nacional para las instalaciones de energía eólica y solar PV en 2030 este año, seis años de lo previsto.

INQUIETUD EN ESTADOS UNIDOS

Hay quien sostiene, y critica, que esa posición de dominio se debe además de al apoyo del Gobierno y la mejora de la tecnología, a una política basada en fijar precios tan bajos que acaban rompiendo el mercado, con paneles vendidos a coste o incluso por debajo de los precios de producción, lo que estaría afectando a los resultados de las firmas chinas.

Sea como fuere, lo cierto es que el predominio chino en las cadenas de suministro no se limita a los paneles solares, sino que abarca también a sectores tecnológicos, como semicondutores, ciertos minerales, baterías e incluso produc- tos farmacéuticos. Una situación que genera inquietud, incluso alarma, en el principal competidor del país asiático por el liderazgo global: EEUU.

Un informe de los servicios de inteligencia estadounidenses ya expresaba hace más de un año el temor de que China pudiera usar su posición dominante en las cadenas de suministro como medio para incrementar su influencia política y militar, y advertía de que ya la utiliza para forzar a empresas extranjeras y a ciertos estados a transferir tecnologías e innovaciones.

El documento resaltaba, tras las perturbaciones a raíz de la pandemia, la importancia de dichas cadenas de suministro en una economía globalizada, y alertaba de que «la dominación de China sobre estos mercados podría plantear riesgos importantes a los sectores estadounidenses y occidentales de manufactura y de consumo, si el Estado chino es capaz de aprovechar hábilmente su dominio para triunfos políticos y económicos».

La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Mao Ning, dijo que Pekín no tiene ninguna intención de desafiar, amenazar o socavar a nadie, y señalaba que «Estado Unidos, como la única superpotencia militar y como país armado hasta los dientes, debería reflexionar en qué puede y debería hacer antes de criticar a otros países».

Un año más tarde, EEUU sigue armado hasta los dientes y la primacía china en los suministros globales no ha menguado. Más bien al contrario.