Laura Fernández Palomo (EFE)

Las explosiones nucleares del Sahara retumban todavía entre París y Argel

Unos ensayos con explosivos nucleares en los años 60 del siglo pasado en el desierto del Sahara han tenido graves consecuencias para los habitantes de Argel y todavía quedan restos de radiación. Casi 60 años después, desde Argelia exigen la descontaminación.

Varios técnicos en Palermo vigilan la radiactividad de las partículas de polvo del Sahara.
Varios técnicos en Palermo vigilan la radiactividad de las partículas de polvo del Sahara. (Touring Club Italiano | Wikimedia Commons)

Argelia rescata el pasado nuclear como colonia francesa para restituir su relación con París, 65 años después de los ensayos que realizó en el desierto del Sahara y exige la descontaminación. «Es un imperativo», ha advertido el presidente argelino Abdelmajdij Tebboune.

Cuatro veces el poder de la bomba de Hiroshima tuvo la prueba nuclear del 13 de febrero de 1960, cuyas consecuencias medioambientales y humanas se extienden hasta el presente, pero también las políticas en las siempre sensibles relaciones entre Argel y su expotencia colonial que hoy atraviesan una nueva crisis.

Los ensayos nucleares constituyen un eje esencial de la llamada ‘Declaración de Argel’, con la que Tebboune y el presidente francés, Emmanuel Macron, escenificaron una entusiasta sintonía personal, cuando anunciaron en 2022 una renovada cooperación bilateral.

La nueva etapa tropezó el año pasado, cuando París definió la propuesta de autonomía marroquí sobre el Sahara Occidental como «única base» para solucionar el conflicto. Argel retiró a su embajador y desde entonces la tensión no aminora hasta alcanzar la memoria nuclear.

«Si Francia plantea la reconciliación, no podría lograrse si no se tiene en cuenta seriamente la cuestión nuclear» de unos ensayos que se extendieron hasta 1966, cuando Argelia ya era independiente, considera en declaraciones a EFE el historiador argelino, Hosni Kitouni.

Dime dónde y cuando

La posición del presidente argelino «fue clara: no queremos compensaciones financieras, sino asistencia técnica (para descontaminar). Francia ni siquiera respondió favorablemente a esta última petición», asegura Kitouni sobre la ausencia de mapeo e información de las localizaciones exactas con residuos nucleares.

La primera prueba nuclear se realizó en la región de Reggane, en el desierto argelino, denominada ‘Gerboise Bleue’ (rata del desierto azul) que liberó una potencia explosiva de aproximadamente 70 kilotones.

Los ensayos continuaron hasta 1966, cuatro años después de la independencia de Argelia, porque «Francia siguió controlando ciertas áreas del sur argelino. Argel era incapaz de examinar lo que estaba sucediendo, no poseía los medios», justifica.

Y en el momento de su partida, en 1967, París «no descontaminó las zonas de pruebas, dejó al aire libre los materiales utilizados y enterró los productos altamente radiactivos en el lugar».

Las consecuencias: la vida de «seres humanos, animales y plantas y la contaminación de cientos de miles de kilómetros cuadraros de tierra en el Sahara argelino y en otros lugares», recoge el informe de expertos de septiembre de 2024 redactado por mandato del Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

La lluvia radiactiva no se limitó al desierto, sino que alcanzó África Occidental y el Mediterráneo.

Determinantes y urgente

Argelia mantiene hoy valladas en el desierto las zonas cero de aquellos ensayos, a las que solo se puede acceder con traje de protección y por un periodo limitado.

«Las armas nucleares han tenido efectos duraderos y profundos en las comunidades locales y el medio ambiente, incluido el aumento de las tasas de cáncer, malformaciones, problemas de salud congénitos y de otro tipo entre la población argelina que vive cerca de los sitios de prueba», detalla el informe de expertos en 2024.

La denominada Ley Morín promulgada por Francia en 2010 creó el Comité de Compensación para las Víctimas de Ensayos Nucleares, (CIVEN), que incluye también los damnificados de la Polinesia francesa, también colonia de pruebas. Pero solo se han reconocido hasta ahora dos víctimas argelinas de las miles de demandas.

«No debemos esconder el polvo debajo de la alfombra. Estas disputas deben resolverse de una vez por todas», sentenció Tebboune este mes de febrero en una entrevista en exclusiva al periódico francés ‘L´Opinion’.

Las autoridades argelinas remueven estos días aquel episodio, muestra de uno de los mayores puntos de fricción en la relación con París.

El presidente del Parlamento argelino, Ibrahim Boughali, ha oficiado este jueves una jornada de estudios titulada ‘Explosiones nucleares francesas en Argelia: un crimen contra la humanidad y el medio ambiente’, en la que invitados internacionales y diplomáticos visionaron imágenes de aquella historia, incluidos argelinos con malformaciones.

«La cuestión nuclear es un tema importante en la disputa entre Argelia y Francia, como los archivos o la restitución de bienes culturales saqueados (de la guerra de independencia). Sin embargo, a diferencia de estos últimos, la contaminación de las zonas de ensayo plantea problemas mucho más graves y urgentes», previene Kitouni.