
Praga ha homenajeado este martes a Frantisek Suchy (1927-2018), el director del crematorio de Strasnice que salvó las cenizas de casi 2.000 víctimas del nazismo durante la Segunda Guerra Mundial. Entre ellas las del gudari Ángel Lekuona, que fue fusilado en el campo de concentración de Hradisko.
Suchy desoyó las órdenes de los nazis, que le mandaron deshacerse de esas cenizas sin identificarlas, y preservó así los restos de casi 2.000 personas (en su mayoría checas) de la resistencia contra el ocupante alemán. Entre estos fusilados estaban también un gudari vasco y cinco republicanos españoles, según consta en las listas secretas y urnas individuales que escondió el checo.
Familiares de las víctimas se han reunido hoy en el crematorio checo, donde reposan esas cenizas, para ofrecer un homenaje a estos «héroes anónimos».
«Esas pobres personas que fueron hechos presos, torturados, desgastados sus cuerpos mediante el castigo, obligados a realizar trabajos forzosos, sin apenas alimentación», ha recordado Anton Gandarias, sobrino de Lekuona que buscó durante años el paradero de sus restos hasta dar con ellos en 2021 gracias a una carta. En este reportaje se relata la búsqueda.
Retoño del árbol de Gernika y un documental
En un parque cercano al crematorio, que lleva el nombre de Suchy, se ha plantado un retoño del Árbol de Gernika. Además de familiares, cargos políticos -entre ellos el director de Asuntos Europeos del Gobierno de Lakua, Mikel Antón-, diplomáticos y amigos, al acto asistió también Aitor Aretxaga, alcalde de Busturia, de donde procedía Lekuona.
«Es el inicio de una relación no solo para recordar a nuestro vecino asesinado en Hradisko, sino un futuro de conocimiento mutuo, cultural, y de transmisión económica y social en temas de educación y deporte» ha dicho Aretxaga, cuyo municipio mantiene un hermanamiento con Hradisko.
Este mismo martes se estrena en un cine de Praga el documental ‘Cenizas’, del cineasta vasco Oier Plaza, que trata sobre el destino de los luchadores antifranquistas que perecieron en Strasnice y sobre el hallazgo de sus cenizas.
De Busturia a un crematorio de Praga
Tras el bombardeo de Gernika y el posterior avance franquista, a mediados de 1937 Lekuona huyó al sur del Estado francés, desde donde logró entrar en Catalunya y, según las investigaciones de su sobrino, alistarse en la 142ª Brigada Vasco Pirenaica, organizada por el Gobierno Vasco en el exilio para unificar todos los batallones de gudaris que quedaban desperdigados por el Estado español. Estuvo en la batalla del Ebro y desde ahí, retrocediendo por las ofensivas franquistas, recaló otra vez en Francia en 1939.
Años más tarde, en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, los nazis conquistaron el territorio francés y, en julio de 1943, Lekuona fue detenido por la Gestapo. Paso por diferentes campos de concentración hasta acabar en 1944 en Praga. En 1945, el empuje de los soviéticos puso a los nazis en retirada y las SS comenzaron a fusilar a algunos de los detenidos. El 9 de abril de 1945 mataron a decenas de presos, entre ellos a Lekuona.
Los nazis ordenaron hacer desaparecer las cenizas, pero el encargado del crematorio decidió desobedecer la orden y, tras incinerar los cadáveres, puso las cenizas de cada persona en una vasija numerada, mientras que en una hoja apuntaba los nombres y apellidos, el día de defunción y el número que les había asignado a cada uno. Después escondió las vasijas, jugándose la vida.

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