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India intensifica el derribo de hogares de supuestos insurgentes en Cachemira

India está intensificando el derribo de viviendas de supuestos insurgentes en Cachemira tras el ataque que causó 26 muertos. Esta medida que se aplica en todo el país genera polémica. Mientras, en Pakistán crece el enfado por la decisión india de detener el flujo del río Indo.

Un hombre observa en Srinagar la casa destruida de Adil Hussain Tokhar, sospechoso de participar en el ataque de Pangalham.
Un hombre observa en Srinagar la casa destruida de Adil Hussain Tokhar, sospechoso de participar en el ataque de Pangalham. (Faisal BASHIR | CONTACTO-EUROPA PRESS)

Las autoridades indias han intensificado este sábado el derribo de viviendas de supuestos insurgentes en la Cachemira controlada por Nueva Delhi, un castigo habitual también en otras partes del país, al demoler tres nuevos hogares en represalia por el ataque del pasado martes en esta región, que causó 26 muertos.

Un funcionario policial ha dicho a Efe, bajo condición de anonimato, que hoy fueron demolidas tres casas en los distritos de Pulwama, Kulgam y Shopian, para «enviar un mensaje contundente a los insurgentes, sus familias y simpatizantes».

Además se realizaron varios arrestos a lo largo de la región de «sospechosos de terrorismo o de colaborar con esta actividad», ha agregado el policía.

Entre las últimas estructuras demolidas se encuentra la vivienda de un comandante del grupo armado paquistaní Lashkar-e-Taiba (LeT), según medios indios.

Las autoridades indias derribaron ayer otras dos estructuras pertenecientes a supuestos insurgentes involucrados en el ataque del pasado martes en la zona de Pahalgam, en la Cachemira india, en el que murieron 26 personas, la mayoría de nacionalidad india.

Explosivos y excavadoras

Los residentes locales acusaron a las fuerzas de seguridad de usar explosivos, que, según afirman, dañaron viviendas y propiedades civiles cercanas. Fotos y videos difundidos en redes sociales muestran montones de escombros y estructuras vecinas parcialmente derrumbadas.

Esta práctica –mediante excavadoras– es habitual en otras partes de la India, y ha sido objeto de disputa entre el Gobierno indio y el Tribunal Supremo. Los jueces lo consideran una acción desmedida del poder estatal, ya que a menudo se emplea contra acusados que ni siquiera están condenados.

El ataque en Pahalgam, el más grave cometido contra civiles en la región de Cachemira desde marzo del año 2000, dio lugar a una grave crisis diplomática entre la India y Pakistán.

Nueva Delhi sostiene que dos de los atacantes son de nacionalidad paquistaní, lo que se suma a las habituales acusaciones de que Islamabad ofrece apoyo a los insurgentes en la Cachemira india. Este territorio atraviesa una revuelta armada desde 1989, y ambos países se disputan su soberanía.

El ataque fue reivindicado por el Frente de Resistencia (TRF), según un comunicado difundido por medios indios.

Esta organización armada fue proscrita por India en 2023, acusada de «promover el terrorismo» en Cachemira, y está considerada una rama del LeT, grupo que estuvo detrás de los atentados de Bombay en 2008.

Ira en Pakistán por el flujo del Indo

El presidente del Partido Popular de Pakistán (PPP), Bilawal Bhutto-Zardari, una figura clave dentro de la coalición gobernante, ha advertido a India que cualquier intento de detener el flujo de agua del vital río Indo hacia Pakistán se encontraría con graves consecuencias.

En una reunión pública celebrada anoche en la provincia de Sindh, Bhutto-Zardari condenó a la India por lo que describió como la realización de acusaciones falsas contra Pakistán y la violación unilateral del antiguo Tratado de Aguas del Indo al amenazar con detener el flujo del río.

India suspendió el Tratado de Aguas del Indo el pasado jueves el ataque de Cachemira, del que culpa a Islamabad.

El Tratado de Aguas del Indo, firmado en 1960, es un acuerdo crucial negociado por el Banco Mundial que rige la distribución de las aguas del sistema del río Indo entre los dos países.

Ha sido considerado un notable ejemplo de cooperación hídrica que ha sobrevivido en gran medida a pesar de múltiples guerras y períodos de intensa tensión diplomática entre India y Pakistán.

Bhutto-Zardari acusó al primer ministro indio, Narendra Modi, de fabricar «falsas acusaciones» y afirmó que India no puede revocar unilateralmente el tratado, que otorga a Pakistán el derecho a las aguas del Indo.

«Estando junto al río Sindhu (el nombre del río Indo en idioma sindhi), quiero decir claramente a India que el Sindhu es nuestro y siempre será nuestro», declaró Bhutto-Zardari antes de amenazar a India.

«O nuestra agua seguirá fluyendo de este río, o fluirá su sangre (la de los indios)», dijo.

El ministro de Recursos Hídricos de India, C.R. Patil, por su parte aseguró que su país se ocupara de que «ni una gota de agua vaya a Pakistán», después de una reunión con el ministro del Interior de la Unión, Amit Shah.

El sistema del río Indo, que comprende los ríos Indo, Jhelum, Chenab, Ravi, Beas y Sutlej, es la principal fuente de agua de Pakistán. El 80% de la tierra cultivada de Pakistán, aproximadamente 16 millones de hectáreas, depende del agua de este sistema.

Casi el 93% del agua del Indo se utiliza para el riego, formando la columna vertebral del sector agrícola del país y contribuyendo con casi el 25% al producto interior bruto (PIB) de Pakistán.
El presidente del PPP afirmó que el pueblo de Pakistán, en las cuatro provincias, está unido con el ejército paquistaní y respondería decisivamente si la India detuviera el flujo de agua.