
La Oficina para la Protección de la Constitución (BfV, por sus siglas alemanas), nombre que reciben en Alemania los servicios de inteligencia del Ministerio del Interior, ha clasificado a Alternativa para Alemania (AfD) como un «caso seguro de extremismo de derechas».
La decisión de la BfV afecta a todo el partido de ultraderecha, que ya contaba con esa consideración en varios estados federados, incluido el estado federal de Turingia, donde ganó las últimas elecciones regionales, celebradas el pasado mes de septiembre.
En las elecciones generales anticipadas, celebradas el pasado 23 de febrero, AfD fue la segunda fuerza más votada, con un 20,8% de los votos, por lo que en la nueva legislatura, cuya actividad parlamentaria comienza la semana que viene, ejercerá como principal fuerza de la oposición.
La BfV, tras revisar de forma «exhaustiva y neutral» el informe que tiene sobre AfD, de unas 1.100 páginas, ha señalado en un comunicado que «la concepción étnica y basada en la ascendencia que prevalece en el partido no es compatible con el orden democrático básico».
Ha advertido de que la AfD «pretende excluir a determinados grupos de población de la participación igualitaria en la sociedad, someterlos a un trato desigual que no se ajusta a la Constitución», tal como evidencian el «gran número de declaraciones antiextranjeros, antiminorías, antiislam y antimusulmanas» de los líderes del partido.
«El factor decisivo para nuestra valoración es la concepción étnica y basada en la ascendencia que tiene la AfD del pueblo, que devalúa a grupos enteros de población en Alemania y viola su dignidad humana», han apuntado Sinan Selen y Silke Willems, altos cargos de Inteligencia, que han aseverado que «esta concepción del pueblo se concreta en la postura general antimigrantes y antimusulmana del partido».
La ministra del Interior en funciones, la socialdemócrata Nancy Faeser, ha defendido el informe de la BfV, que permite a las autoridades aumentar la eventual vigilancia del partido a nivel estatal.
Scholz pide cautela
No obstante, el canciller alemán en funciones, Olaf Scholz, se ha mostrado cauteloso sobre una posible ilegalización de la formación ultra.
«Creo que es un asunto en el que no hay que precipitarse. Después de todo, una de las cosas con las que tenemos que lidiar como ciudadanos y políticos es el hecho de que el Tribunal Constitucional ha rechazado todas las recientes solicitudes de prohibición», ha recordado.
Sobre el auge del partido en el marco de las pasadas elecciones generales, Scholz ha expresado su «preocupación». «Me preocupa como ciudadano, como diputado del Parlamento alemán y como canciller», ha apuntado, y ha remarcado que «esto es algo que tenemos que tomarnos muy en serio».
Respuesta de la AfD
Por su parte, Alice Weidel y Tino Chrupalla, líderes de AfD, han considerado el informe de los servicios de inteligencia como un «duro golpe a la democracia».
«La decisión de hoy de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución es un duro golpe a la democracia de Alemania en su conjunto. En las actuales encuestas, AfD va en cabeza como primera fuerza. Al Gobierno solo le quedan cuatro días en el cargo», han enfatizado.

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