
El humo negro comenzó a salir de la chimenea sobre la Capilla Sixtina a las 21.00 horas (19.00 GMT) de este miércoles, algo más de tres horas después de que empezara formalmente el cónclave.
La de la tarde de este miércoles fue la primera votación para designar al sucesor del papa Francisco, fallecido el pasado 21 de abril, después de que a las 17.46 horas locales (15.46 GMT) se cerraran las puertas de la capilla Sixtina tras al «Extra Omnes» (Todos fuera) pronunciado por el Maestro de Ceremonias vaticano, Diego Ravelli.
Este jueves los 133 cardenales menores de ochenta años se han vuelto a reunir desde las 9.00 horas para nuevas votaciones. Estaba previsto que tuviesen lugar dos votaciones por la mañana y otras dos por la tarde. Poco antes de las 12:00, ha vuelto a salir humo negro.
Este miércoles, antes de cerrar las puertas, los cardenales han jurado ante los Evengelios guardar el secreto sobre todo lo que ocurre en el lugar de la elección concerniente directa o indirectamente al escrutinio.
Más de 30.000 personas, según fuentes policiales, han acudido a la Plaza de San Pedro para presenciar la primera fumata del cónclave. Había mucha expectación en la plaza, alimentada por la duración de esta primera votación.
Los purpurados saldrán de la Capilla Sixtina solo para cenar y dormir, pero siempre dentro del territorio vaticano, menos de medio kilómetro cuadrado, pues tienen prohibido abandonarlo o comunicarse con el exterior so pena de excomunión.
Tras la elección del nuevo papa, el cardenal decano pedirá su consentimiento y el nombre que utilizará. Después, este elegirá su vestidura, rezará brevemente, y el cardenal protodiácono anunciará el “Habemus Papam”, impartiendo el Pontífice la bendición Urbi et Orbi.
MUCHOS CANDIDATOS
Los cónclaves más breves fueron los de 1503 (Julio II) y 1939 (Pío XII), ambos con fumata blanca en el primer día. Los recientes, como los de Francisco y Benedicto XVI, también fueron relativamente rápidos, resolviéndose en el segundo día.
Sin embargo, la fuerte polarización entre los partidarios del legado de Francisco y los sectores más conservadores, junto con un amplio número de aspirantes, anticipa un cónclave que podría no resolverse con facilidad.
Entre los principales papables figuran el poderoso Parolin y el cardenal filipino Luis Antonio Tagle, sin olvidar al sueco Anders Arborelius, el jesuita luxemburgués Jean-Claude Hollerich y el maltés Mario Grech, además de nombres nuevos listos para dar la sorpresa, como el estadounidense Robert Francis Prevost.
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