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Plantan dos robles procedentes de Gernika en el parque de la Victoria de Moscú

Familiares y allegados de los niños y niñas que huyeron a la Unión Soviética durante la guerra de 1936 han plantado este miércoles en Moscú dos robles procedentes de Gernika para conmemorar a los exiliados que combatieron a los nazis en las filas del Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial.

Nniños de la guerra vascos camino de Rusia.
Nniños de la guerra vascos camino de Rusia. (MINISTERIO DE CULTURA)

«Me alegra mucho veros aquí y oír a tantos hablar español. También me alegra mucho que los robles se queden aquí. Cuídenlos, porque yo no podré venir a cuidar de ellos». Así se ha pronunciado Victoria Iglesias, nonagenaria y una de aquellas niñas de la guerra que ha participado en la plantación de tres árboles procedentes de Gernika en el parque de la victoria de Moscú.

Al evento, en vísperas de la celebración del 80 aniversario del Día de la Victoria sobre los nazis, que se celebra el próximo 9 de mayo, han acudido también familiares de niños de la guerra; representantes del ámbito educativo y cultural; y militares retirados y funcionarios rusos que se encargaron del traslado y la conservación de los brotes de roble, entre otros.

Los brotes han sido plantados frente a la capilla dedicada a los españoles caídos en la Gran Guerra Patria y que se encuentra en el parque de la Victoria de Moscú.

En clara alusión a la actual guerra en Ucrania, muchas de las personas que han hablado en público, han subrayado la importancia de la paz, expresando su deseo de que sea instaurada cuanto antes y que ello también conlleve la normalización de relaciones entre el Estado español y Rusia.

Los asistentes han depositado claveles rojos sobre la placa que conmemora a los exiliados republicanos, vascos y catalanes caídos durante la guerra en el bando soviético. La clausura del evento la ha protagonizado un coro infantil, que ha recitado canciones de la contienda.

Tres años de retraso

Los esquejes tenían que llegar en primavera de 2022, pero el inicio de la guerra en Ucrania en febrero de ese mismo año interrumpió el proceso tras la ruptura de relaciones entre Rusia y la Unión Europea, por lo que tuvieron que pasar hasta tres años para que los brotes de robles de Gernika pudieran llegar a Moscú.

La iniciativa partió de Elena Alexándrova, una rusa nacida en 1960 en Leningrado que reside desde 1993 en Euskal Herria, donde entabló contacto con los niños y niñas de la guerra.

En 1937 más de 3.000 menores fueron evacuados a la Unión Soviética durante la guerra de 1936. Tras el inicio de la contienda en 1939 y el avance alemán hacia Rusia en 1941, muchos de aquellos niños se vieron obligados a defender su nueva tierra y participaron activamente cavando trincheras, ayudando en la reconstrucción, asistiendo en hospitales y donando sangre.

Algunos perecieron durante el largo sitio de Leningrado, que duró casi tres años, otros llegaron a luchar en la batalla de Stalingrado y en Carelia, y hasta seis lograron llegar hasta Berlín junto con las tropas soviéticas.