
La ayuda que la población palestina necesita con urgencia está entrando en Gaza a cuentagotas, tarde y con lentitud. A los obstáculos que pone el Ejército israelí, añade los bombardeos en el reparto, ya dificultado por la desesperación provocada por el hambre.
Una serie de ataques israelíes mataron a al menos seis miembros de los equipos encargados de proteger la ayuda humanitaria en la noche del jueves, cuando defendían dos camiones con suministros médicos que iban a ser asaltados en Deir al-Balah.
Varios cadáveres quedaron en el lugar ya que los bombardeos y los continuos disparos desde aviones impedían acercarse.
El Gobierno palestino en Gaza, que ha pedido en numerosas ocasiones a la población que proteja los camiones, acusó a Israel de pretender crear un estado de caos y anarquía».
Unos 400 camiones han accedido a Gaza en los últimos días después de tres meses de bloqueo, mientras que ayer solo 115 de ellos estaban siendo distribuidos, en su mayoría con recursos sanitarios o harina. Este volumen no cubre «ni de cerca» las necesidades de los 2,4 millones de habitantes de Gaza, recordó la ONU, que denunció procedimientos de demora innecesarios y las cuotas estrictas impuestas por las autoridades israelíes a los bienes que distribuye. «Se prohíben artículos de primera necesidad como combustible, gas para cocinar y suministros para purificar el agua», explicó. Al norte de la Franja no está llegando nada de esta ayuda.
Antes de octubre de 2023 entraba una media diaria de 500 camiones con bienes básicos, que ya era insuficiente.
La falta de equipamiento obligó también a interrumpir los trabajos para recuperar los cuerpos atrapados entre los escombros de un edificio residencial de cinco plantas bombardeado en el barrio de Al-Jouroun, en el campamento de refugiados de Yabalia. Los equipos de Defensa Civil extrajeron cuatro cadáveres y luego tuvieron que ser vecinos y familiares quienes sacaron hasta 16 cuerpos más del total de 50 personas sepultadas bajo las ruinas.
Mientras buscaban a sus vecinos, aún les sorprendieron otros dos ataques a escasos metros, que mataron otras tres mujeres.
«Desde la visita de Trump a los países del Golfo hasta ahora, las masacres han ido a más. Los asesinatos han ido a más», lamentaba a la orilla del cráter que dejó el proyectil uno de los civiles que acudió al lugar, Shafea al-Motalaq.
El campamento de Yabalia está sometido a una fuerte operación del Ejército israelí, que avanza en su ocupación del territorio.
Desde la madrugada del jueves mató a otras 85 personas en la Franja, sin contar los muertos en el norte y en zonas de imposible acceso.
Incendio en el hospital
Los cadáveres se acumulan y no hay adónde llevarlos. Los hospitales que servían al norte de Gaza están todos bajo un intenso asedio de las tropas, haciéndolos inaccesibles. Israel atacó con drones el Al-Awda, el último activo, provocando un incendio de grandes dimensiones que se extiende sin control desde el miércoles, y sin medios para apagarlo.
El Ejército israelí bombardeó la tercera planta y el incendió se propagó justo bajo el almacén de combustible del centro, lo que hacía temer un desastre. Dentro del Al-Awda había 19 pacientes, y tres trabajadores resultaron heridos.
«El hospital Al-Ahli y el Al-Shifa soportan el peso de todas las bajas. De aquí al Al-Ahli hay seis kilómetros, si tienes una hemorragia masiva, vas a ver a Dios», lamenta Juma Darduna, que participa en la búsqueda de cadáveres atrapados.
ISRAELEK SARRASKIEKIN JARRAITZEN DU
Israelek Gazan sarraskia egiten segitzen du inolako galgarik gabe. Atzoko bonbardaketetan Armada israeldarrak oraindik funtzionatzen zuen Al-Awda ospitaleari su eman zion, etxebizitza bateko biktimak ia baliabiderik gabe erreskatatzen zituztenei eraso egin zien, kamioien banaketa babesteaz arduratzen ziren palestinarrak ere erail zituen. Aldi berean, gosearen mende dagoen lurraldean baimendu duen laguntza eskasarekin jokatzen du. Kopuru barregarria besterik ez du onartu, eta ezarritako kontrolek eta mugek populazioaren etsipena areagotu dute.

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