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Los 27 acuerdan elevar de 3 a 4 horas el retraso de vuelo que da derecho a indemnización

Los ministros de Transporte de la Unión Europea han acordado un cambio en la normativa comunitaria que amplía de 3 a 4 horas el tiempo que debe retrasarse un vuelo para que los pasajeros puedan reclamar una compensación.

Los Veintisiete proponen elevar de 3 a 4 horas el tiempo de retraso en los vuelos que da derecho a indemnización.
Los Veintisiete proponen elevar de 3 a 4 horas el tiempo de retraso en los vuelos que da derecho a indemnización. (EUROPA PRESS)

Los ministros de Transportes de la Unión Europea han llegado este jueves un acuerdo político para reformar el reglamento sobre derechos de los pasajeros que supondrá elevar de 3 a 4 y 6 horas –en función de la distancia del vuelo– el tiempo de retraso mínimo que dará derecho al pasajero a pedir una compensación; un acuerdo que sale adelante por mayoría cualificada y el voto en contra del Estado español, Alemania, Eslovenia y Portugal.

De esta manera, los gobiernos eliminan el derecho a indemnización desde las 3 horas de retraso que en su día estableció el Tribunal de Justicia de la UE (TJUE) con indemnizaciones de entre 250 y 600 euros. Los umbrales del nuevo reglamento pasarán a reconocer el derecho a reclamar 300 euros si el retraso es de al menos 4 horas en los vuelos de hasta 3.500 kilómetros y 500 euros solo cuando el retraso supere las 6 horas de espera para rutas que superen esa distancia.

En las últimas horas, en un intento por ganar apoyos de entre los más reticentes, se ha introducido en la propuesta la posibilidad de reclamar desde las 3 horas si el retraso afectaba a un vuelo con ida y vuelta en un lapso menor a las 24 horas, pero ha generado el rechazo de delegaciones que inicialmente apoyaban la reforma, por lo que ha sido retirado del compromiso final para recuperar sus votos.

A cambio, el texto de compromiso que será la base para negociar con la Eurocámara la forma definitiva de la norma introduce también la obligación para las aerolíneas de habilitar un formulario que permita a los afectados tramitar de manera automática su indemnización en caso de cancelación.

Otra novedad es que si una aerolínea no ha proporcionado una reubicación adecuada en un plazo de tres horas al pasajero, este podrá organizar su propia reubicación y reclamar el reembolso de hasta el 400% del coste original del billete. Los pasajeros también podrán gestionar por sí mismos y reclamar después el reembolso de la bebida y comida que les corresponde en caso de retraso o cancelación. Y tendrán derecho a indemnización si se les notifica la cancelación de un vuelo con menos de 14 días de antelación o si se les cancela el vuelo de vuelta porque no utilizaron el de ida.

El acuerdo ha salido adelante pese a los votos expresados en contra por los representantes del Estado español, Alemania, Portugal y Eslovenia, que han avisado de que esta decisión supone un «retroceso» en los derechos adquiridos de los pasajeros europeos. Además se han abstenido Austria y Estonia, que no ven con buenos ojos el resultado final pero no quieren ser obstáculo para el acuerdo.

Las diferencias sobre la necesidad de garantizar el embarque sin sobrecostes de una maleta de mano también ha complicado el acuerdo y la solución de consenso que finalmente limitará la gratuidad a los bultos personales que quepan bajo el asiento, como mochilas, bolsos o bolsas de ordenador, tampoco responde a las exigencias de esos países.

Por el contrario, el ministro de Polonia, Dariusz Klimczak, que este semestre ejerce la presidencia de turno del Consejo, ha valorado que «es un gran paso hacia una reforma muy necesaria para mejorar los derechos de los pasajeros de la UE. Es posible que no todo el mundo esté plenamente satisfecho, pero a eso yo lo llamo un buen compromiso, que es cuando nadie se queda cien por cien contento. Vamos ahora a empezar la negociación con el Parlamento Europeo».

Durante el debate, tanto la presidencia del Consejo como el comisario de Transportes, Apóstolos Tzitzikóstas, han subrayado la necesidad de aprovechar el «impulso» dado estas semanas para intentar el acuerdo, como una oportunidad para cubrir muchas de las lagunas que existen en el actual reglamento que tanto aerolíneas como consumidores consideran obsoleto.

La reforma está pendiente desde que la Comisión Europea presentó su propuesta en 2013, por lo que el comisario se ha mostrado dispuesto a cierta «flexibilidad» para dar su apoyo a la propuesta sobre la mesa, a pesar de que considera que su desarrollo no cumple todas las expectativas de Bruselas y podría ser complicado su aplicación.

Con el enfoque general adoptado por los Veintisiete, el texto será trasladado al Parlamento Europeo, que puede aprobarlo en primera lectura, rechazarlo o enmendarlo, por lo que habrá espacio para negociar entre gobiernos y eurodiputados las posibles enmiendas.

«Un retroceso»

La organización de consumidores europeos BEUC ha criticado este cambio en un comunicado en el que alerta que la mayor parte de los retrasos que sufren los pasajeros aéreos son de «entre 2 y 4 horas», por lo que quedarán fuera del alcance del reglamento si se sale adelante en estos términos. El director general de BEUC, Agustín Reyna, ha dicho que pese a las mejores «sobre el papel», como un mejor acceso a la información en caso de cancelación o retraso, la reforma supone un «retroceso» en otros derechos «clave».