Iker Bizkarguenaga
Aktualitateko erredaktorea / Redactor de actualidad

La brecha de género es patente en la difusión online del trabajo científico

Las mujeres promocionan sus artículos científicos en las redes, en concreto en X, un 28% menos de media que los hombres, un hecho que puede tener consecuencias en su carrera profesional y se da en todos los campos, según un estudio de la Universidad de Michigan.

Dos investigadoras trabajan en un laboratorio.
Dos investigadoras trabajan en un laboratorio. (Jon URBE | FOKU)

Un estudio de la Universidad de Michigan difundido recientemente en ‘Nature’ revela que las mujeres científicas son, en promedio, un 28% menos propensas que los hombres a promocionar sus artículos e investigaciones en las redes, en este caso concreto en X (antes, Twitter). La brecha, se explica en el trabajo, aparece incluso cuando se comparan los autores y autoras de un mismo artículo, y no solo no ha menguado con el tiempo sino que parece haber aumentado de 2013 a 2018, periodo tenido en cuenta a la hora de realizar el análisis.

Los autores y autoras del estudio -Hao Peng, Misha Teplitskiy, Daniel M. Romero y Emoke-Ágnes Horvát- explican que la mayor o menor presencia en esa red en función del género no explica la brecha: «Aunque nuestros resultados muestran que las mujeres académicas están ligeramente infrarrepresentadas en Twitter en relación con los hombres, la brecha de género en la autopromoción también aparece entre las activas en Twitter», lo que consideran «sorprendente», ya que las mujeres activas en esa red social «ya muestran cierto interés por la visibilidad online».

La brecha aumenta con el estatus

Los investigadores de la Universidad de Michigan argumentan que «estudiar las diferencias de género en la autopromoción es importante para comprender la posible infrarrepresentación de las mujeres y su falta de inclusión en las conversaciones relacionadas con la ciencia», y apostillan que «concienciar sobre estas diferencias de género es un requisito previo para mejorar la política de investigación, al tener debidamente en cuenta los prejuicios que aparecen en la opinión pública sobre quién impulsa el progreso científico y la innovación», algo que «puede afectar a la elección de carrera de los jóvenes y condicionar las decisiones de promoción profesional en el mundo académico».

Además, y «en términos más generales», consideran que «informar a la gente sobre las diferencias de género en la autopromoción puede influir en sus opiniones y comportamientos posteriores y contribuir a intervenciones específicas que promuevan la igual- dad de género en la ciencia».

Partiendo de esta base, han analizado 23 millones de tuits sobre 2,8 millones de artículos de investigación escritos por 3,5 millones de científicos y científicas, y han considerado factores como el campo de investigación, la afiliación institucional y el uso de las redes, variables de todo tipo pese a las cuales «se detectó una brecha de género persistente y amplia».

Un dato relevante, en este sentido, es que al examinar los factores que pueden afectar a la mayor o menor dimensión de la brecha de género en la promoción online han observado que esta «no es sustancialmente menor en los campos con mayor equilibrio de género». «Esto sugiere que es poco probable que una mejor representación de género corrija la brecha de autopromoción a corto plazo», opinan al respecto.

Asimismo, han constatado que «la brecha es más pronunciada en el caso de las mujeres investigadoras de instituciones de primer nivel que publican artículos en revistas de alto impacto». Estos resultados sugieren en su opinión que la preocupación de las mujeres ante posibles reacciones negativas a la promoción de su trabajo «puede prevalecer sobre la alta autoevaluación asociada a la condición de académica consolidada y a la seguridad de que su contribución merece ser promocionada». Y lamentan que «si las mujeres con más logros se promocionan menos que los hombres de misma categoría en el mundo científico, caracterizado por un sistema de filtros en el que cada vez hay menos mujeres en los rangos superiores, la visibilidad de las mujeres seguirá siendo baja».

En el estudio también se ha hallado, «en consonancia con trabajos recientes», una diferencia de género en los «rendimientos de visibilidad asociados a la autopromoción». Explican que si bien «la autopromoción está estadísticamente vinculada a menciones más altas para ambos sexos, el aumento es ligeramente menor para las mujeres que para los hombres». A su juicio, esto puede deberse a varios factores, como «los distintos estilos lingüísticos usados por hombres y mujeres, o los efectos de red no observados en contextos offline».

Sobre el primer asunto, señalan que un análisis lingüístico de los tuits muestra que «los hombres utilizan en mayor medida que las mujeres palabras promocionales como ‘excelente’, ‘sólido’, ‘notable’ y ‘sin precedentes’, mientras que las mujeres utilizan más palabras de apoyo como ‘asombroso’, ‘solidario’ e ‘inspirador’ al promocionar su investigación».

Límites y aportaciones

Los autores asumen que el estudio «no está exento de limitaciones», y mencionan por ejemplo que «investigamos una única plataforma de medios sociales». «Aunque Twitter/X es la mayor plataforma en menciones de artículos científicos, sería interesante ampliar la investigación a otros sitios de medios sociales», admiten.

También apuntan que la mayoría de los autores analizados proceden de países occidentales como EEUU, Gran Bretaña y Alemania -que representan el 49% de las observaciones-, y que «es mucho más probable que los autores afiliados a estos países sean más activos en Twitter que los de países de Asia oriental, como China». Por tanto, reconocen que «nuestros resultados son más representativos de las instituciones de los países occidentales, donde Twitter se utiliza habitualmente».

Junto a ello, señalan que el estudio «no analiza la raza/etnia y su interseccionalidad con el género», cuando, «es probable que la brecha de género observada en la autopromoción varíe entre las distintas razas y etnias». Valoran a este respecto que si bien «centrarnos en el género contribuye a comprender una forma de disparidad en el reconocimiento y la visibilidad académica, otros trabajos podrían investigar la interseccionalidad en la autopromoción y examinar los retos específicos a los que se enfrentan grupos infrarrepresentados».

Y desde un punto de vista más técnico, indican que el estudio «requiere emparejar autores con usuarios de Twitter para detectar la autopromoción», un problema que han abordado usando un algoritmo de correspondencia basado en el nombre. Pero avisan de que «aunque nuestra validación muestra que el emparejamiento alcanza una gran precisión, el algoritmo no es perfecto».

Con todo, destacan que más allá de las limitaciones el informe ofrece información sobre la promoción de los académicos y las académicas en las redes, «lo que enriquece nuestra comprensión de la desigualdad de género en la visibilidad y el reconocimiento de los científicos en internet». Y advierten al respecto que «la menor visibilidad de las mujeres es un problema sistémico con un trasfondo complejo al que contribuyen, al menos en parte, las mayores tasas de autopromoción de los hombres y los mayores beneficios que obtienen de ella».

«Es posible que haya que tenerlo en cuenta a la hora de utilizar estos parámetros en la evaluación de la investigación», apostillan, y concluyen que «los criterios de contratación, promoción y titularidad deben ajustarse para garantizar que las condiciones más favorables para la autopromoción de los hombres no perjudiquen desproporcionadamente a las mujeres».

Creen, además, que trabajos como este permiten «aumentar la concienciación sobre problemas específicos que pueden afectar a la progresión profesional» de las mujeres, y que esa concienciación puede contribuir gradualmente a un «cambio cultural en la comunidad científica, fomentando una evaluación más equitativa de la investigación».