La ONG Zaporeak ha cocinado y repartido de 8 a 10 millones de menús diarios durante sus diez años de actividad en Grecia, con la ayuda de cerca de 2.000 voluntarios, en su mayoría vascos.

Este balance ha sido ofrecido este lunes, en una rueda de prensa en el Ayuntamiento de Donostia, por el cocinero donostiarra Peio García Amiano, que junto a otras personas fundó en 2015 esta organización humanitaria dedicada a proporcionar «un plato de comida caliente y bien preparada» a los refugiados que malviven en distintos campos en Grecia.

Iniciaron su actividad en la isla de Chíos, después se trasladaron a Atenas y desde hace unos años desarrollan su labor en Lesbos, donde se concentran actualmente del orden de 5.500 personas que «han huido de la guerra y el miedo», procedentes en su mayoría de Siria, Afganistán y Palestina.

Niños, embarazadas y adultos vulnerables

Zaporeak ofrece cada día unos 2.000 a 2.500 menús, porque su presupuesto no le permite «llegar a todos», por lo que se centra primero en los niños, después en las mujeres embarazadas y finalmente en los adultos «más vulnerables» del campo de Lesbos.

En su comparecencia en el consistorio donostiarra, junto a la concejala Olatz Yarza, García Amiano ha recordado que el próximo 21 de diciembre, día de Santo Tomás, se cumplirán diez años exactos de la primera iniciativa que llevó a cabo la ONG para recaudar fondos para desplazarse y montar después una cocina con la que dar de comer a los refugiados.

Entonces consiguieron casi 12.000 euros con los que arrancar y, desde entonces, gracias a la colaboración del Ayuntamiento tienen dos puestos cada año en Santo Tomás.

El próximo día 21 también los tendrán, uno de venta de sus artículos promocionales y otro de txistorra, en el que se podrá degustar la ganadora del año pasado, elaborada por la carnicería de Kepa Loidi de Orio, y donde se celebrará nuevamente el campeonato de txistorra de esta edición.

Amiano ha anunciado que están «pensando» en «dar el salto a Gaza», para alimentar a la población que vive una situación crítica, pero como «por el momento esto no es posible», han decidido destinar los fondos recaudados en esta feria de Santo Tomás a comprar alimentos que contribuyan a paliar la hambruna en la franja en colaboración con asociaciones que trabajan 'in situ'.