
Los países de la Unión Europea (UE) decidieron este jueves posponer la firma del acuerdo de asociación con Mercosur, que estaba inicialmente prevista para este sábado en Brasil, al descartar pronunciarse sobre ello antes de enero por las reticencias del Estado francés e Italia.
El objetivo de la Comisión Europea era firmar este acuerdo, que las dos partes llevan negociando 26 años, el sábado en la ciudad de Foz de Iguazú, en los márgenes de la cumbre que celebran los países del bloque latinoamericano.
No obstante, la presidenta de la institución, Ursula von der Leyen, no podrá viajar a la localidad brasileña al descartar los Estados miembros celebrar un voto sobre el asunto el viernes.
La decisión sobre la firma de este pacto se debe adoptar en el Consejo de la UE (en el que están representados los Gobiernos de los Veintisiete) por mayoría calificada: un 55 % de los países (15) que representen a un 65 % de la población.
El Estado francés, que sigue insistiendo en que no tiene las salvaguardas suficientes para dar luz verde a la firma, e Italia bloquearon la posibilidad de un acuerdo al aducir problemas con sus agricultores, que se manifestaron por miles en Bruselas para protestar contra ello y la financiación de la Política Agrícola Común (PAC) en el próximo presupuesto plurianual comunitario, mientras se reunían los líderes de la UE en una cumbre. Aunque el acuerdo con el Mercosur no figuraba en la agenda del Consejo Europeo, varios mandatarios aludieron al tema.
El canciller alemán, Friedrich Merz, dijo a su llegada a la cumbre europea que había que firmar el pacto para que la UE siguiera teniendo credibilidad en el mundo. Por su parte, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, dijo que no los apoyaba al considerar que sería «un tiro en las piernas» para los agricultores europeos.
En cualquier caso, la posición de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, fue determinante: el jueves habló con el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, cuyo país preside actualmente el Mercosur, y le dijo que está «dispuesta» a firmar el acuerdo «tan pronto como se den las respuestas necesarias a los agricultores». Le solicitó «unos días» para resolver si apoyará el pacto ante «problemas políticos con los agricultores» de su país.
Según Lula, la mandataria italiana le ratificó que ella «no se opone» al acuerdo, pero alegó que tiene «problemas políticos con los agricultores» de su país, aunque se dijo «capaz» de convencerlos.
El hecho de posponer la firma sería aceptable para los países del Mercosur, indicaron las fuentes, pese a que Brasil había advertido de que «no habrá más acuerdo» si no se firmaba este fin de semana.
Salvaguardas
Para tratar de solventar las dudas de los países críticos, la Unión Europea consensuó a la carrera unas cláusulas de salvaguardia que permitan proteger a los productores europeos en el caso de que las importaciones del Mercosur crezcan demasiado o los precios de los productos de estos países sean mucho más bajos que los equivalentes europeos.
El Parlamento Europeo quería incluir también una cláusula espejo que obligase a los productores del Mercosur a respetar los estándares de producción europeos en los bienes que exporten a la UE, pero la negociación acabó eliminándola del acuerdo final porque sería incompatible legalmente con el texto original del acuerdo.
Frente al Estado francés o Italia, países como Alemania y el Estado español insisten en la necesidad de cerrar el acuerdo como respuesta a la creciente hostilidad arancelaria de Estados Unidos y a la incertidumbre que se cierne sobre el sistema multilateral que hasta ahora ha regido las relaciones comerciales.
Mientras que organizaciones como Greenpeace volvieron a denunciar hoy las «contradicciones fundamentales de este acuerdo perjudicial para el medioambiente», la patronal europea, BusinessEurope, lamentó la decisión de posponer la firma e insistió en que el pacto es «crucial para reforzar la competitividad y la autonomía estratégica de la UE».

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