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«Un bar perruno es una idea muy diferente y arriesgada»

De la falta de espacios de ocio para los perros Giovanna Rentería elaboró una idea de negocio. Uniendo varios productos alimenticios para mascotas abrió Belfos y Trufas, un local atípico donde ofrece desde repostería hasta menús del día para canes.


Su nombre hace referencia al hocico y a la nariz de los perros, pero algunos de los que pasan por delante de este establecimiento Belfos y Trufas del Casco Viejo piensan que se trata de una pastelería. Al equívoco contribuyen las pastas y dulces que se ven desde el escaparate, pero en realidad se trata de un bar para perros. Abrió sus puertas en octubre de la mano de Giovanna Rentería, una apasionada de los animales que quería suplir la falta de espacios de ocio para mascotas. En Internet descubrió varios productos como cervezas, chucherías o pizzas y decidió unirlas todas en un bar donde pudieran consumir dueños y perros. Sin embargo, al llevar a cabo el proyecto se dio cuenta de que suponía una gran inversión. «Un bar perruno es una idea muy diferente y arriesgada. No nos íbamos a poner con algo tan bestia, porque si luego no encaja…», explica la responsable. Es su primer emprendizaje, aunque cuenta con una amplia experiencia cara al público. Capitalizó su paro, se hizo autónoma y con una inversión inicial que ronda los 20.000 euros puso en marcha el negocio en un local que acondicionó con la ayuda de sus familiares y su pareja. Valora la experiencia como «bonita», pese a la responsabilidad añadida que supone, «esa es la parte mala, pero como esto es lo que siempre he querido estoy muy contenta. Vengo, abro la persiana y sé que vendrán perros a jugar».

Brownies, salchichas, palomitas… la mayoría de los productos los trae de Bar celona, excepto la pastelería gourmet que proviene de Madrid. Son alimentos totalmente naturales y aptos para mascotas, la mayoría incluso para humanos. La cerveza es caldo de pollo o de ternera y Rentería apunta que hay quien compra la pizza para consumo propio por ser más sana que otras. Los precios son razonables, como ejemplo, la cerveza cuesta 3 euros y un brownie 1,5 euros. En una zona del local van a poner mesas para ofrecer menús del día. Además celebran fiestas de cumpleaños y los domingos al mediodía hacen perri-pote. No obstante, ofrecen otros servicios que poco tienen que ver con la hostelería: tienen servicio de peluquería, guardería por horas, y pese a que no era la idea inicial, debido a la demanda, venden ropa y objetos para para perros «básicas y llamativas».

Sus clientes son de todas las edades y normalmente del barrio o de alrededores, aunque cuenta Rentería que también vienen de otras ciudades que han sabido de la tienda por Internet. «Andaluces, gallegos, asturianos... Nos escribe mucha gente por Facebook porque le llama la atención y como va a venir a Bilbao no se lo quiere perder». Incluso hay gente que compra productos para enviarlos o llevárselos al extranjero, entre otros, a Estados Unidos, Inglaterra o Italia. El local lleva abierto escasamente 5 meses, pero la lista de clientes habituales es cada vez más larga. En palabras de la emprendedora, «siempre viene gente nueva. Mantenemos a los del principio que siguen igual de contentos y van trayendo amigos. Los nuevos se hacen habituales y los habituales se mantienen, porque el perro les obliga y a la gente le gusta mucho». Los comentarios que reciben son positivos aunque por lo arriesgado de la idea ha escuchado también algún «a mí esto me parece un poco friki o esto es pasarse un poco de la raya».

A grandes rasgos valora positivamente el inicio, «enero y febrero han sido flojos, pero no nos podemos quejar». Si el negocio va bien y puede permitírselo, Rentería llevará a cabo su idea original, aunque es consciente de que no será fácil. «Tiene que se un sitio grande, pero eso lo tienes que poder pagar. Añadir una barra con pintxos, café, refrescos... y que consuman todos juntos».

 

Concienciar sobre las adopciones, otra línea de trabajo

Junto con ofrecer opciones de ocio para las mascotas, la responsable de Belfos y Trufas Giovanna Rentería también quiere concienciar a la sociedad. «Que la gente piense para qué quiere el perro, para quererlo y que le haga compañía o para que le haga bonito. Que tomen conciencia y dejen de comprar para que no se sigan trayendo animales al mundo cuando hay un montón que se sacrifican a diario». Además, recoge objetos que sus clientes van a tirar para donarlos a las protectoras y da la opción de dejar pagados productos con ese fin. También pide aportaciones para operar a una perra abandonada que encontró recientemente.